Fanfic con spoilers
Mar. 18th, 2009 08:51 am![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png){kind=small}
apocrypha73Un pequeño fic basado en las promos del 4x16. Obviamente el capítulo en sí no tendrá nada que ver con lo que yo me he imaginado, pero aun así contiene spoilers, así que si los estáis evitando, mejor os saltáis esta entrada.
Título: Forgive your wayward son
Fandom: Supernatural
Paring: Gen
Personajes: Dean y Castiel
Rating: PG-13
Tengo las mejores betas que pueda pedir nadie:![[livejournal.com profile]](https://www.dreamwidth.org/img/external/lj-userinfo.gif)
__marion__, m_enia y mileya. Mis tres mosqueteras particulares.
El título está sacado de la letra de la canción "Keep the faith" de Bon Jovi.
Forgive your wayward son
apocrypha73
- ¿Es verdad lo que dijo Alastair?
Castiel salió de entre las sombras, sin sorprenderse realmente de que Dean hubiera detectado su presencia aun antes de que él la hiciera notar. Esa conexión que se había establecido entre los dos cuando el ángel sujetó el alma de Dean con sus manos y la arrastró fuera del infierno no había desaparecido aún. Tal vez nunca llegaría a desaparecer del todo. Esa era también la razón de que hubiera acudido allí esa noche. Presentía que había algo corroyendo las entrañas del cazador. Es decir, algo más aparte de lo obvio.
Toda la misión había sido una continua prueba, tanto para Dean como para Castiel. Tener que pedirle que reviviera los horrores del infierno torturando a Alastair había sido casi demasiado para el ángel, que por un momento estuvo tentado de no hacerlo y buscar otro medio. Pero eso habría supuesto una flagrante desobediencia, y todos sabían cuáles eran las consecuencias de un comportamiento así.
De modo que había seguido adelante con el plan. Pero luego no había querido apartarse, como los demás. Como Uriel, que había retirado la vista en cuanto Dean cruzó el umbral, como si aquello fuera demasiado sucio para su elevada moral. Como si al no mirar pudiera engañarse a sí mismo, y creer que ellos no eran tan responsables como el cazador de lo que estaba ocurriendo. Esa era la mayor ironía de todo el asunto, a los ojos de Castiel. Pedirle a un humano que les hiciera el trabajo sucio, como si con eso la sangre no fuera a salpicarles las manos a los ángeles también.
Así que Castiel se había obligado a presenciar a través de la puerta todo lo que Dean hacía, indignado por la hipocresía de sus hermanos y también como una especie de muestra de apoyo al joven cazador. Un patético intento de demostrarle que hiciera lo que hiciera, él siempre estaría a su lado. Que nada de lo que Dean hubiera hecho en el infierno o tuviera que repetir fuera de él lograría asquearle o hacer que le despreciara.
Por desgracia, su gesto no había servido de mucho. No cuando Alastair había revelado que la ruptura del primer sello, el acontecimiento que desencadenó la guerra de pesadilla en la que ahora estaban todos inmersos, la había realizado el propio Dean cuando cedió al dolor y al miedo y aceptó torturar a otras almas.
- ¿Realmente importa?- dijo Castiel hacia la espalda de Dean, que ni siquiera se había vuelto para mirarle. Estaba en la galería del motel en el que Sam y él pasaban la noche, delante de la puerta cerrada de su habitación, apoyado en la barandilla y con la cabeza gacha como si contemplara el patio situado un piso más abajo, aunque el ángel sabía perfectamente que lo único que veía era la mueca de satisfacción de Alastair al descargar ese golpe sobre él.
- ¿Que si importa?- replicó Dean, girándose hacia él y levantando la voz con incredulidad y destilando un sarcasmo amargo-. ¡Oh, no lo sé! ¡Total, sólo supone la diferencia entre que el mundo esté tranquilo o que se le venga el Apocalipsis encima! ¿Qué importancia puede tener eso?
Título: Forgive your wayward son
Fandom: Supernatural
Paring: Gen
Personajes: Dean y Castiel
Rating: PG-13
Tengo las mejores betas que pueda pedir nadie:
__marion__, m_enia y mileya. Mis tres mosqueteras particulares.El título está sacado de la letra de la canción "Keep the faith" de Bon Jovi.
Forgive your wayward son
apocrypha73
- ¿Es verdad lo que dijo Alastair?
Castiel salió de entre las sombras, sin sorprenderse realmente de que Dean hubiera detectado su presencia aun antes de que él la hiciera notar. Esa conexión que se había establecido entre los dos cuando el ángel sujetó el alma de Dean con sus manos y la arrastró fuera del infierno no había desaparecido aún. Tal vez nunca llegaría a desaparecer del todo. Esa era también la razón de que hubiera acudido allí esa noche. Presentía que había algo corroyendo las entrañas del cazador. Es decir, algo más aparte de lo obvio.
Toda la misión había sido una continua prueba, tanto para Dean como para Castiel. Tener que pedirle que reviviera los horrores del infierno torturando a Alastair había sido casi demasiado para el ángel, que por un momento estuvo tentado de no hacerlo y buscar otro medio. Pero eso habría supuesto una flagrante desobediencia, y todos sabían cuáles eran las consecuencias de un comportamiento así.
De modo que había seguido adelante con el plan. Pero luego no había querido apartarse, como los demás. Como Uriel, que había retirado la vista en cuanto Dean cruzó el umbral, como si aquello fuera demasiado sucio para su elevada moral. Como si al no mirar pudiera engañarse a sí mismo, y creer que ellos no eran tan responsables como el cazador de lo que estaba ocurriendo. Esa era la mayor ironía de todo el asunto, a los ojos de Castiel. Pedirle a un humano que les hiciera el trabajo sucio, como si con eso la sangre no fuera a salpicarles las manos a los ángeles también.
Así que Castiel se había obligado a presenciar a través de la puerta todo lo que Dean hacía, indignado por la hipocresía de sus hermanos y también como una especie de muestra de apoyo al joven cazador. Un patético intento de demostrarle que hiciera lo que hiciera, él siempre estaría a su lado. Que nada de lo que Dean hubiera hecho en el infierno o tuviera que repetir fuera de él lograría asquearle o hacer que le despreciara.
Por desgracia, su gesto no había servido de mucho. No cuando Alastair había revelado que la ruptura del primer sello, el acontecimiento que desencadenó la guerra de pesadilla en la que ahora estaban todos inmersos, la había realizado el propio Dean cuando cedió al dolor y al miedo y aceptó torturar a otras almas.
- ¿Realmente importa?- dijo Castiel hacia la espalda de Dean, que ni siquiera se había vuelto para mirarle. Estaba en la galería del motel en el que Sam y él pasaban la noche, delante de la puerta cerrada de su habitación, apoyado en la barandilla y con la cabeza gacha como si contemplara el patio situado un piso más abajo, aunque el ángel sabía perfectamente que lo único que veía era la mueca de satisfacción de Alastair al descargar ese golpe sobre él.
- ¿Que si importa?- replicó Dean, girándose hacia él y levantando la voz con incredulidad y destilando un sarcasmo amargo-. ¡Oh, no lo sé! ¡Total, sólo supone la diferencia entre que el mundo esté tranquilo o que se le venga el Apocalipsis encima! ¿Qué importancia puede tener eso?
Respiraba agitadamente, las aletas de la nariz abriéndose y cerrándose con cada inspiración y espiración. Castiel observó con inquietud el aspecto demacrado de su rostro, tomando nota de las ojeras, la piel pálida, las mejillas hundidas... El estrés al que Dean había estado sometido desde que volviera a la vida estaba haciendo mella en él, y el ángel se hizo el propósito de estar más presente en el futuro para intentar ayudarle a llevar su carga. Por muy encarnizada que se estuviera volviendo la guerra, Dean Winchester seguía siendo su misión.
- Dean, la apertura del primer sello no fue obra tuya, sino de Alastair y de Lilith. Tú no podías saber lo que ocurriría, y aunque lo hubieras sabido... nadie podría haber esperado que resistieras eternamente lo que te estaban haciendo. Hicieron falta treinta años para romper tus defensas, Dean, eso ya es extraordinario. Pretender que aguantaras más habría sido humanamente imposible.
- Te equivocas- respondió el joven, y su voz estaba tan cargada de dolor contenido que más parecía el gruñido de un lobo herido-. Hubo alguien antes que yo que resistió más, mucho más. Mi padre.
Castiel bajó la cabeza con un suspiro. Había temido que Dean llegara a esa conclusión desde el momento en que Alastair llevó a cabo su particular venganza en forma de revelación. El ángel sabía bien que todavía quedaba en Dean una parte de aquel niño que idolatraba a John Winchester como a un superhéroe, y para él sólo había una manera de interpretar lo que el demonio le había contado: que su padre no se había rendido en ningún momento.
- Dean, no...- trató de empezar el ángel.
- Es así, ¿no es cierto?- le cortó el joven, tan tenso que parecía a punto de empezar a soltar puñetazos-. Yo no fui el primer "hombre justo" que dio con su culo en el infierno, fue él. Y no estuvo allí cuatro meses, sino casi un puto año entero, que traducido en tiempo del infierno quiere decir que todo lo que me hicieron a mí, se lo hicieron a él diez veces. Pero mi padre no abrió ningún sello. Yo sí.
Castiel suspiró, abatido. Conocía muy bien, probablemente mejor que nadie, la carga de culpabilidad que Dean arrastraba. La había visto en su alma, expuesta en aquel inframundo donde no existían los secretos ni la posibilidad de disfrazarlos mediante capas defensivas de arrogancia y humor negro. Esto era lo peor que podía pasarle. Si antes le resultaba insoportable vivir con las cosas que había hecho, al menos podía aferrarse a la idea de que se resistió más de lo que nadie hubiera podido hacer.
Ahora, esa pequeña esperanza también la había perdido.
- Estaba empezando a creérmelo, ¿sabes?- continuó Dean, roto y casi sin fuerzas-. Tú, Sam, Bobby... incluso Anna. Todos me habéis estado repitiendo una y otra vez que no fue culpa mía, que debería perdonarme a mí mismo, que hice todo lo humanamente posible... Pero era mentira. Esa es la puta historia de mi vida, Cas. Haga lo que haga, antes o después acabo descubriendo que mi padre lo hizo mejor. Que yo fracasé donde él triunfó. Y esté donde esté ahora, si me está viendo se debe estar retorciendo al pensar en la patética excusa de hijo suyo que he resultado ser.
- Deja de hablar así, Dean- exigió Castiel secamente. Había ido allí para ofrecerle un hombro amigo sobre el que desahogar sus penas, pero no estaba dispuesto a permitirle continuar por ese camino de odio y desprecio hacia sí mismo.
- ¿Por qué? Es la verdad.
- ¡No, no lo es!- replicó el ángel, levantando la voz por primera vez desde que Dean le conociera. Dio un par de pasos hacia delante hasta colocarse justo frente a Dean, acorralándole contra la barandilla para obligarle a que le mirase a los ojos. Era consciente de que solía acercarse demasiado para las costumbres de los humanos, tan celosos de eso que llamaban espacio vital, como si no pudieran entender que en lo que realmente importaba, todos los seres de la creación no eran sino partes de una unidad mayor. Pero en este caso, la etiqueta de las relaciones humanas era irrelevante.
- ¿Qué sabes tú?- preguntó Dean entre dientes, sin rehuirle la mirada.
- Sobre tu padre, muy poco- admitió Castiel-. No tengo todas las respuestas, no sé con certeza si aguantó lo mismo que tú, o más, o menos. No sé por qué no se abrió el sello cuando él estuvo allí, pero no me cabe ninguna duda de que en algún momento tuvo que ceder.
Dean apretó los dientes y Castiel siguió con la vista el ondular de su mandíbula-. No es verdad. No lo hizo. Si se hubiera rendido, el sello se habría abierto.
- ¿Acaso crees que cualquier persona que hubiera llevado una vida razonablemente decente habría podido abrir el sello?- insistió el ángel, lleno de frustración-. ¿Crees que cuando se establecieron las ataduras que mantendrían a Lucifer atrapado en el averno se hicieron a la ligera? Hacía falta un alma muy especial para cumplir esa profecía. Y tu padre era un buen hombre, Dean, pero tal vez no era lo bastante bueno como para abrir ese sello.
Esta vez fue Dean quien avanzó amenazadoramente hacia Castiel, un fuego más peligroso que el del propio infierno ardiendo desde las profundidades verdes de sus ojos.
- ¿Cómo te atreves, maldito hijo de puta?- siseó-. Era lo bastante bueno como para que tú y toda tu pandilla de santurrones fanáticos tuvierais que besarle la punta de las botas.
El ángel ni siquiera se inmutó por el insulto. No se echó hacia atrás, ni se dejó intimidar.
- Dean, no pretendo denigrar la memoria de tu padre- repuso con calma-. John Winchester fue un gran hombre que hizo mucho bien, pero ambos sabemos que su corazón estaba demasiado lleno de odio. El nunca habría podido abrir ese sello. Que hubiera pasado la vida luchando contra el mal no era suficiente, porque la razón que le había llevado a hacerlo era la venganza, no la generosidad. Al contrario que tú.
- Ah, no, no me vengas con ésas. Yo también he odiado a esos hijos de puta durante toda mi vida, y he disfrutado matándolos casi tanto como con el sexo. De modo que invéntate otra cosa si quieres que me lo trague, porque eso no cuela.
- Es la verdad- respondió Castiel serenamente-. Sé que en parte también actúas por odio, pero no es la principal razón. Tú lo haces por salvar vidas y por proteger a tu hermano.
La máscara de rabia tras la que Dean intentaba parapetarse se fue resquebrajando poco a poco con cada palabra que salía de los labios del ángel, hasta que se desmoronó por completo. El labio inferior comenzó a temblarle y el joven se apartó bruscamente, volviéndole la espalda.
- ¿Por qué no me sacaste de allí antes?- murmuró con voz entrecortada, suplicante y tan llena de desesperación que a Castiel se le encogió el corazón que creía no tener-. Sólo un mes antes. Habría bastado con un jodido mes y esto no estaría pasando.
- Ojalá hubiera podido- respondió Castiel, bajando la cabeza con genuino pesar-. Pero eso era imposible.
- ¿Por qué?- se revolvió Dean, nuevamente furioso- ¿Porque no habías recibido tu maldita orden? ¿Porque no os importaba una mierda si me merecía o no lo que me estaba pasando? ¿Porque sólo me volví útil para vosotros cuando estuve bien entrenado para torturar?
El ángel cerró los ojos, apesadumbrado. Sabía que se merecía esas palabras, pero aun así dolían. No le iba a resultar fácil perdonarse por cómo le había fallado a Dean aquella noche, al permitir (no, al pedirle él mismo) que interrogara a Alastair. Y por las muchas otras maneras en que le había fallado desde el principio. Pero también sabía que sus disculpas no serían bien recibidas, todavía no. Lo único que podía ofrecerle era una explicación.
- En el origen del mundo, cuando Lucifer se rebeló contra Dios y fue expulsado, también se libró una guerra- comenzó-. Y como en todas las guerras, al terminar hubo que acordar un tratado para poder sellar la paz. El infierno es la cárcel de Lucifer pero también es su reino. Se estableció que Dios no podría intervenir allí de ninguna manera, que las almas que acabasen en él eran suyas. Tú hiciste aquel pacto de manera consciente, Dean, así que a pesar de no merecer el infierno, ninguno de nosotros podía hacer nada por impedir que fueras allí. Sin embargo, cuando Lilith y Alastair comenzaron a romper sellos, fue lo mismo que si efectuaran una declaración de guerra. Habían roto su parte del tratado, con lo cual nosotros tampoco estábamos ya obligados a mantener la nuestra. La primera orden que Dios emitió después de eso fue la de salvarte a ti.
Dean se había girado de nuevo hacia él mientras hablaba, y en aquel momento le miraba fascinado, pendiente de cada palabra que Castiel pronunciaba-. ¿Quieres decir... quieres decir que tenía que romper ese primer sello para que pudierais rescatarme?
El ángel sonrió apenas-. Eso es. Y no sé cuál será el resultado de esta guerra, Dean, pero me alegro de que lo hicieras- añadió con suavidad.
El joven cazador apretó la mandíbula, parpadeando furiosamente, y se dio la vuelta. Colocó las manos sobre la barandilla, con los hombros hundidos y medio apoyado en una de las columnas, como si estuviera tan cansado que apenas pudiera sostener su propio peso.
- Yo también- susurró, tan bajito que de no ser Castiel un ángel, tal vez no habría podido oírle-. Me gustaría poder decir que si hubiera sabido lo que ocurriría habría sido noble y aguantado eternamente para mantener a este jodido mundo a salvo, pero no es verdad- cerró los ojos-. Yo sólo quería que se acabara... sólo eso, que terminara de una vez. Pero no acababa nunca. Y si me hubieran dicho que después de ceder me sacarían de allí, lo habría hecho antes.
Tenía los nudillos blancos de agarrarse a la barandilla con tanta fuerza, y leves temblores le recorrían la tensa espalda. Despacio, tentativamente, Castiel se acercó y trató de ponerle una mano sobre el hombro en un gesto de consuelo, pero Dean se apartó como si le quemara, sacudiéndose de su contacto y enfrentándole.
- ¡¿Es que no me has oído?!- ladró-. ¡Te acabo de decir que habría mandado al mundo entero a la mierda para salvarme! ¡¿Es que eso no te da una idea de la clase de monstruo que soy?! No sé lo que esperabais de mí al elegirme para esto, pero no... yo no soy ningún héroe. Tu Dios se ha equivocado.
Le miraba con una rabia que habría hecho empequeñecerse a cualquiera que no tuviera la presencia de ánimo de un ángel, pero Castiel simplemente negó con la cabeza y le aseguró-: Dios no comete errores, Dean.
La rabia cedió su sitio a una expresión de pura incredulidad en el rostro del hombre. Meneó la cabeza lentamente, mirando a Castiel con tanta intensidad como si tratara de vislumbrar su auténtica naturaleza en el fondo de sus ojos.
Tal vez no serviría de mucho, pero era un comienzo.
FIN
- Dean, la apertura del primer sello no fue obra tuya, sino de Alastair y de Lilith. Tú no podías saber lo que ocurriría, y aunque lo hubieras sabido... nadie podría haber esperado que resistieras eternamente lo que te estaban haciendo. Hicieron falta treinta años para romper tus defensas, Dean, eso ya es extraordinario. Pretender que aguantaras más habría sido humanamente imposible.
- Te equivocas- respondió el joven, y su voz estaba tan cargada de dolor contenido que más parecía el gruñido de un lobo herido-. Hubo alguien antes que yo que resistió más, mucho más. Mi padre.
Castiel bajó la cabeza con un suspiro. Había temido que Dean llegara a esa conclusión desde el momento en que Alastair llevó a cabo su particular venganza en forma de revelación. El ángel sabía bien que todavía quedaba en Dean una parte de aquel niño que idolatraba a John Winchester como a un superhéroe, y para él sólo había una manera de interpretar lo que el demonio le había contado: que su padre no se había rendido en ningún momento.
- Dean, no...- trató de empezar el ángel.
- Es así, ¿no es cierto?- le cortó el joven, tan tenso que parecía a punto de empezar a soltar puñetazos-. Yo no fui el primer "hombre justo" que dio con su culo en el infierno, fue él. Y no estuvo allí cuatro meses, sino casi un puto año entero, que traducido en tiempo del infierno quiere decir que todo lo que me hicieron a mí, se lo hicieron a él diez veces. Pero mi padre no abrió ningún sello. Yo sí.
Castiel suspiró, abatido. Conocía muy bien, probablemente mejor que nadie, la carga de culpabilidad que Dean arrastraba. La había visto en su alma, expuesta en aquel inframundo donde no existían los secretos ni la posibilidad de disfrazarlos mediante capas defensivas de arrogancia y humor negro. Esto era lo peor que podía pasarle. Si antes le resultaba insoportable vivir con las cosas que había hecho, al menos podía aferrarse a la idea de que se resistió más de lo que nadie hubiera podido hacer.
Ahora, esa pequeña esperanza también la había perdido.
- Estaba empezando a creérmelo, ¿sabes?- continuó Dean, roto y casi sin fuerzas-. Tú, Sam, Bobby... incluso Anna. Todos me habéis estado repitiendo una y otra vez que no fue culpa mía, que debería perdonarme a mí mismo, que hice todo lo humanamente posible... Pero era mentira. Esa es la puta historia de mi vida, Cas. Haga lo que haga, antes o después acabo descubriendo que mi padre lo hizo mejor. Que yo fracasé donde él triunfó. Y esté donde esté ahora, si me está viendo se debe estar retorciendo al pensar en la patética excusa de hijo suyo que he resultado ser.
- Deja de hablar así, Dean- exigió Castiel secamente. Había ido allí para ofrecerle un hombro amigo sobre el que desahogar sus penas, pero no estaba dispuesto a permitirle continuar por ese camino de odio y desprecio hacia sí mismo.
- ¿Por qué? Es la verdad.
- ¡No, no lo es!- replicó el ángel, levantando la voz por primera vez desde que Dean le conociera. Dio un par de pasos hacia delante hasta colocarse justo frente a Dean, acorralándole contra la barandilla para obligarle a que le mirase a los ojos. Era consciente de que solía acercarse demasiado para las costumbres de los humanos, tan celosos de eso que llamaban espacio vital, como si no pudieran entender que en lo que realmente importaba, todos los seres de la creación no eran sino partes de una unidad mayor. Pero en este caso, la etiqueta de las relaciones humanas era irrelevante.
- ¿Qué sabes tú?- preguntó Dean entre dientes, sin rehuirle la mirada.
- Sobre tu padre, muy poco- admitió Castiel-. No tengo todas las respuestas, no sé con certeza si aguantó lo mismo que tú, o más, o menos. No sé por qué no se abrió el sello cuando él estuvo allí, pero no me cabe ninguna duda de que en algún momento tuvo que ceder.
Dean apretó los dientes y Castiel siguió con la vista el ondular de su mandíbula-. No es verdad. No lo hizo. Si se hubiera rendido, el sello se habría abierto.
- ¿Acaso crees que cualquier persona que hubiera llevado una vida razonablemente decente habría podido abrir el sello?- insistió el ángel, lleno de frustración-. ¿Crees que cuando se establecieron las ataduras que mantendrían a Lucifer atrapado en el averno se hicieron a la ligera? Hacía falta un alma muy especial para cumplir esa profecía. Y tu padre era un buen hombre, Dean, pero tal vez no era lo bastante bueno como para abrir ese sello.
Esta vez fue Dean quien avanzó amenazadoramente hacia Castiel, un fuego más peligroso que el del propio infierno ardiendo desde las profundidades verdes de sus ojos.
- ¿Cómo te atreves, maldito hijo de puta?- siseó-. Era lo bastante bueno como para que tú y toda tu pandilla de santurrones fanáticos tuvierais que besarle la punta de las botas.
El ángel ni siquiera se inmutó por el insulto. No se echó hacia atrás, ni se dejó intimidar.
- Dean, no pretendo denigrar la memoria de tu padre- repuso con calma-. John Winchester fue un gran hombre que hizo mucho bien, pero ambos sabemos que su corazón estaba demasiado lleno de odio. El nunca habría podido abrir ese sello. Que hubiera pasado la vida luchando contra el mal no era suficiente, porque la razón que le había llevado a hacerlo era la venganza, no la generosidad. Al contrario que tú.
- Ah, no, no me vengas con ésas. Yo también he odiado a esos hijos de puta durante toda mi vida, y he disfrutado matándolos casi tanto como con el sexo. De modo que invéntate otra cosa si quieres que me lo trague, porque eso no cuela.
- Es la verdad- respondió Castiel serenamente-. Sé que en parte también actúas por odio, pero no es la principal razón. Tú lo haces por salvar vidas y por proteger a tu hermano.
La máscara de rabia tras la que Dean intentaba parapetarse se fue resquebrajando poco a poco con cada palabra que salía de los labios del ángel, hasta que se desmoronó por completo. El labio inferior comenzó a temblarle y el joven se apartó bruscamente, volviéndole la espalda.
- ¿Por qué no me sacaste de allí antes?- murmuró con voz entrecortada, suplicante y tan llena de desesperación que a Castiel se le encogió el corazón que creía no tener-. Sólo un mes antes. Habría bastado con un jodido mes y esto no estaría pasando.
- Ojalá hubiera podido- respondió Castiel, bajando la cabeza con genuino pesar-. Pero eso era imposible.
- ¿Por qué?- se revolvió Dean, nuevamente furioso- ¿Porque no habías recibido tu maldita orden? ¿Porque no os importaba una mierda si me merecía o no lo que me estaba pasando? ¿Porque sólo me volví útil para vosotros cuando estuve bien entrenado para torturar?
El ángel cerró los ojos, apesadumbrado. Sabía que se merecía esas palabras, pero aun así dolían. No le iba a resultar fácil perdonarse por cómo le había fallado a Dean aquella noche, al permitir (no, al pedirle él mismo) que interrogara a Alastair. Y por las muchas otras maneras en que le había fallado desde el principio. Pero también sabía que sus disculpas no serían bien recibidas, todavía no. Lo único que podía ofrecerle era una explicación.
- En el origen del mundo, cuando Lucifer se rebeló contra Dios y fue expulsado, también se libró una guerra- comenzó-. Y como en todas las guerras, al terminar hubo que acordar un tratado para poder sellar la paz. El infierno es la cárcel de Lucifer pero también es su reino. Se estableció que Dios no podría intervenir allí de ninguna manera, que las almas que acabasen en él eran suyas. Tú hiciste aquel pacto de manera consciente, Dean, así que a pesar de no merecer el infierno, ninguno de nosotros podía hacer nada por impedir que fueras allí. Sin embargo, cuando Lilith y Alastair comenzaron a romper sellos, fue lo mismo que si efectuaran una declaración de guerra. Habían roto su parte del tratado, con lo cual nosotros tampoco estábamos ya obligados a mantener la nuestra. La primera orden que Dios emitió después de eso fue la de salvarte a ti.
Dean se había girado de nuevo hacia él mientras hablaba, y en aquel momento le miraba fascinado, pendiente de cada palabra que Castiel pronunciaba-. ¿Quieres decir... quieres decir que tenía que romper ese primer sello para que pudierais rescatarme?
El ángel sonrió apenas-. Eso es. Y no sé cuál será el resultado de esta guerra, Dean, pero me alegro de que lo hicieras- añadió con suavidad.
El joven cazador apretó la mandíbula, parpadeando furiosamente, y se dio la vuelta. Colocó las manos sobre la barandilla, con los hombros hundidos y medio apoyado en una de las columnas, como si estuviera tan cansado que apenas pudiera sostener su propio peso.
- Yo también- susurró, tan bajito que de no ser Castiel un ángel, tal vez no habría podido oírle-. Me gustaría poder decir que si hubiera sabido lo que ocurriría habría sido noble y aguantado eternamente para mantener a este jodido mundo a salvo, pero no es verdad- cerró los ojos-. Yo sólo quería que se acabara... sólo eso, que terminara de una vez. Pero no acababa nunca. Y si me hubieran dicho que después de ceder me sacarían de allí, lo habría hecho antes.
Tenía los nudillos blancos de agarrarse a la barandilla con tanta fuerza, y leves temblores le recorrían la tensa espalda. Despacio, tentativamente, Castiel se acercó y trató de ponerle una mano sobre el hombro en un gesto de consuelo, pero Dean se apartó como si le quemara, sacudiéndose de su contacto y enfrentándole.
- ¡¿Es que no me has oído?!- ladró-. ¡Te acabo de decir que habría mandado al mundo entero a la mierda para salvarme! ¡¿Es que eso no te da una idea de la clase de monstruo que soy?! No sé lo que esperabais de mí al elegirme para esto, pero no... yo no soy ningún héroe. Tu Dios se ha equivocado.
Le miraba con una rabia que habría hecho empequeñecerse a cualquiera que no tuviera la presencia de ánimo de un ángel, pero Castiel simplemente negó con la cabeza y le aseguró-: Dios no comete errores, Dean.
La rabia cedió su sitio a una expresión de pura incredulidad en el rostro del hombre. Meneó la cabeza lentamente, mirando a Castiel con tanta intensidad como si tratara de vislumbrar su auténtica naturaleza en el fondo de sus ojos.
- ¿Y ya está?- preguntó con más curiosidad que sarcasmo, y el ángel creyó ver un pequeñísimo destello de esperanza en sus pupilas-. ¿De verdad es así de fácil para ti, es sólo cuestión de fe? Como Dios ha decidido que valgo la pena, ¿tiene que ser verdad?
Castiel le sostuvo la mirada, serio y sin vacilar, para que no hubiera lugar a dudas sobre la sinceridad de sus palabras- A veces no es necesaria la fe. A veces, como ahora, puedo ver con mis propios ojos que Sus decisiones son acertadas.
Castiel le sostuvo la mirada, serio y sin vacilar, para que no hubiera lugar a dudas sobre la sinceridad de sus palabras- A veces no es necesaria la fe. A veces, como ahora, puedo ver con mis propios ojos que Sus decisiones son acertadas.
Transcurrieron varios segundos de silencio en los que poco a poco la expresión de Dean se fue desmoronando, hasta que en ella ya no quedó más que cansancio. Se pasó una mano por la boca, de arriba hacia abajo, y el roce de sus dedos encallecidos sobre la incipiente barba sonó extrañamente alto en medio de la noche. Sin embargo, el hombre no hizo el menor movimiento por volver a la habitación para intentar dormir. En vez de eso, se acercó de nuevo hasta la balaustrada y se apoyó en ella, contemplando el patio y el aparcamiento sin verlos realmente. Castiel no supo si lo hacía para pedirle que se fuera o porque no quería verle marchar. Probablemente esperaba oír un suave batir de alas y al darse la vuelta, encontrarle desparecido, pero el ángel no tenía ninguna intención de hacer eso. Al menos aún no. Lo que hizo fue avanzar hasta situarse junto a Dean, hombro con hombro, mirando al frente y sin decir nada, porque ya no había nada más que decir y de todas formas no había palabras capaces de aliviar lo que Dean llevaba por dentro. Esa tarea iba a requerir mucho, muchísimo más tiempo. De momento tendría que conformarse con ofrecer el escaso, pero sincero, consuelo de su compañía.
Tal vez no serviría de mucho, pero era un comienzo.
FIN
![[identity profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/openid.png){kind=small}
no subject
Date: 2009-03-18 09:46 am (UTC)Me ha gustado mucho, está muy bien escrito.
Besos.
no subject
Date: 2009-03-18 02:58 pm (UTC)Con la caña que le están dando últimamente a Dean en la serie, no vendría mal que alguien le diera un poco de ánimo, aunque dudo mucho que en el capítulo lo vayamos a ver. La serie lo hará mucho mejor, seguro.
Besos.
no subject
Date: 2009-03-18 01:45 pm (UTC)Me tengo q ir a clase, pero dejo esto en stand by para leerlo en cuanto llegue, prometido :P
no subject
Date: 2009-03-18 02:59 pm (UTC)Espero que te guste *cruza los dedos*
Besos
no subject
Date: 2009-03-18 01:47 pm (UTC)Hay frases memorables. La parte en la que hablan de John es de lo mejorcito que he leído nunca. Dean reconociendo que se rindió en el infierno y que no es un héroe (que alguien le de un par de leches a Dean para que se de cuenta de que está equivocado). O los cruces de miradas, que no se ven pero que consigues que los “vea”.
Y una última cosa… Muchas veces me he preguntado porque no sacaron a Dean antes del infierno y tú respuesta… lo la guerra con Lucifer, el que sea su reino, la ruptura de las reglas, el empiece de la nueva regla, la primera orden de Dios… es tan jodidamente coherente que ya no creo que me valga ninguna otra.
Besos
no subject
Date: 2009-03-18 03:14 pm (UTC)No sabes lo feliz que me hace que te haya gustado. Lo que hablan sobre John se me ocurrió porque después de ver la promo me cabreé un poco con esa idea. Si un hombre justo que derramase sangre en el infierno abriría el primer sello, ¿por qué no fue John? ¿Es que ahora van a menospreciar el sufrimiento de Dean dando a entender que su padre aguantó mil veces más sin problemas? Y bueno, tenía que inventarme una explicación.
Me alegro de que te resulte convincente la explicación a por qué no sacaron a Dean de allí antes. Es la única que se me ocurre :P.
Besitos
^^
Date: 2009-03-18 07:29 pm (UTC)Muy lindo y probable ^^ ojalá les den más protagónico a estos dos porque lo q se refiere al otro (y a su zorra ¬¬) ya no los quiero ver ni en pintura!!! >_<
Muy bueno ^^ Felicidades
KLF
Re: ^^
Date: 2009-03-18 08:32 pm (UTC)Besos
no subject
Date: 2009-03-18 08:40 pm (UTC)Ojala este fic se haga canon después del proximo episodio.
Si no, como minimo, nos servirá de paño de lagrimas cuando acabemos todos jodidos (y bien jodidos) con lo q les de la gana contarnos.
Ains, q estres.
Excelente fic, as always, felicidades ^^
no subject
Date: 2009-03-18 08:49 pm (UTC)Muchas gracias por los ánimos, y si de verdad el fic te puede compensar un poquito por el estrés del canon, eso me hace todavía más feliz.
Un beso, guapa.
excelente
Date: 2009-03-19 03:36 am (UTC)Re: excelente
Date: 2009-03-19 01:44 pm (UTC)Estoy de acuerdo en que Dean se merece algo que le anime, que ya lleva más que de sobra de lo otro.
¡Gracias por leerlo, y me alegro de que te animara!
Besos.
no subject
Date: 2009-03-19 04:24 pm (UTC)Me encanta como explicas todo lo ocurrido en el fic, es perfecto. Lo de que no podía rescatarle hasta que se rompiese el sello, está muy bien pensado, la idea la sacaste de algún lado o se te ocurrió a ti? Porque me gusta un montón. Y está todo muy bien escrito. Hay diálogos muy lindos, como el final cuando le dice que Dios no comete errores y que hay veces que puede verlo con sus propios ojos *___* que bonito ;_____; sniff sniff
Voy a husmear un poco por las anteriores entradas de tu LJ a ver si encuentro más fics tuyos *O*
no subject
Date: 2009-03-20 10:46 pm (UTC)Bueno, pues nada, te lo digo otra vez: me has hecho un comentario precioso, es un grandísimo cumplido que me digas que te estás pensando leer más fic de SPN por uno mío.
Después de ver el capítulo me duele más pensar en este fic, porque esa actuación de Jensen... qué manera de reflejar el dolor de Dean, por Dios. Cuando Alastair le habla de que John aguantó cien años como un héroe y que él se rindió en treinta sentí escalofríos. Espero que la serie enmiende esa idea en el futuro, porque odiaría pensar que han decidido presentar a Dean como un ser débil por comparación.
Muchísimas gracias por leerlo y por tu comentario, me ha emocionado.
Besos.
no subject
Date: 2009-03-20 12:36 pm (UTC)Y me ENCANTO este fanfic.
Dean sigue siendo mi muchacho.
Y vos seguís siendo mi querida beta y amiga y escritora.
¡Gracias por dejarme leerlo antes!
Y por seguir escribiendo.
¡BEsos!
no subject
Date: 2009-03-20 10:38 pm (UTC)Gracias a ti por querer leerlo y ayudarme a redondearlo.
Muchos besos.
no subject
Date: 2009-03-21 10:17 pm (UTC)escribe mas cositas :P
no subject
Date: 2009-03-21 11:20 pm (UTC)Me alegro mucho de que te gustara, y gracias por tu comentario.
no subject
Date: 2009-03-26 03:00 am (UTC)Esto es lo que yo vengo a llamar un jodido abrazo al puto Dean Winchster. ¡Sí señor! Los guionistas deberían aprender un poco de tí, cohone.
Me ha gustado una enormidad. Todas las explicaciones que das, los detalles, las reflexiones. Es una cosa lenta, tranquila. Es un comienzo, como bien dices. Y es tan bonito todo...
Ahora mismo estoy un poco dormida como para comentarte decentemente, pero quería que supieras que me ha gustado, y no te puedes hacer a la idea de cuanto :))
no subject
Date: 2009-03-26 11:37 pm (UTC)PD: Me ha hecho una gracia inmensa ese "cohone". Por casualidad no serás gaditana como yo, ¿no?
no subject
Date: 2009-03-26 11:50 pm (UTC)Y nu, no soy gaditana, soy de Asturias (un pelín lejos), pero a veces me salen cosas así, sin querer, jajaja.