apocrypha73: (spn_rubycastiel)
[personal profile] apocrypha73
Título: El largo camino (Capítulo 8)
Fandom: Supernatural
Pairing: Ruby/Castiel
Rating: PG-13
Spoilers: Hasta el 4x04, aunque he intentado adaptarme en la medida de lo posible al canon de episodios posteriores. Pero se puede considerar AU a partir de "Metamorphosis".

Mi agradecimiento eterno, como siempre, a [livejournal.com profile] mileya  y a [livejournal.com profile] m_enia  por ser dos betas tan fantásticas.


Capítulos anteriores: Uno Dos Tres Cuatro Cinco Seis Siete


Capítulo 8


Los hermanos Winchester les estaban esperando en la cafetería de la gasolinera donde se habían citado, desayunando junto a un hombre algo mayor, barbudo y con una gorra de béisbol en la cabeza, que Castiel reconoció como Bobby Singer. No le sorprendió que le hubieran llamado, teniendo en cuenta la importancia del asunto que tenían entre manos.

El ángel apoyó una mano en la espalda de Ruby para guiarla a través de la puerta, pero en cuanto entraron en el local la retiró, como si aquel umbral fuera la frontera que marcaba el regreso a la realidad para los dos. Ella se volvió para cruzar una mirada de entendimiento con él, y durante un largo momento sus ojos se quedaron prendidos, recordando la noche anterior.

Ambos sabían que aquello sólo había sido un breve remanso de paz en mitad de una tormenta, y ahora les tocaba olvidarse de sí mismos y de lo que fuera que estaba surgiendo entre ellos. Había otros asuntos más urgentes de los que ocuparse, lo demás tendría que esperar.

Se acercaron a la mesa donde estaban sentados los tres hombres. Sam se encargó de las presentaciones y Castiel vio que Bobby les miraba a él y a Ruby casi con la misma aprensión, como si desconfiara tanto del uno como del otro. Tampoco era de extrañar, teniendo en cuenta que en su único encuentro previo el ángel le había dejado inconsciente antes de cruzar una sola palabra con él. Castiel le miró directamente a los ojos con una expresión tranquilizadora, y el veterano cazador se relajó una fracción, aunque cuando hubo que dejar sitio a los recién llegados para que se sentaran, Bobby se aseguró de que los Winchester quedaran situados entre él y el ángel.

- Bien, aquí estamos, donde querías- empezó Dean-. ¿Para qué hemos venido?

- Para ver a uno de mis hermanos- respondió Castiel-. Necesito informarle sobre lo que Ruby nos ha contado. Tal vez él pueda ayudarnos a decidir qué hacer.

- ¿Y no podías… ya sabes, llamarle?- intervino Sam tímidamente-. Verás, no es que me moleste haber venido hasta aquí, pero como tú siempre sueles aparecer y desaparecer de esa forma…

Castiel reprimió una sonrisa al pensar en lo que Gabriel habría contestado a esa pregunta, sobre todo al oír a Sam formularla con tanto cuidado y tantas ganas de agradar.

- A él le gusta… ser discreto, por así decirlo- respondió en su lugar- Se esfuerza mucho en pasar desapercibido.

- Como sea. ¿A qué esperamos?- preguntó Dean, sacando la cartera para pagar el desayuno-. Cuanto antes encontremos una solución, antes recuperaré el sueño, así que… ¿dónde tenemos que ir a buscar a tu amigo?

- A esta hora podemos encontrarle en el instituto de secundaria del pueblo- contestó Castiel-. Iré con vosotros en el coche para indicaros el camino.

Mientras lo decía, Dean levantó la vista lentamente desde su billetera hasta mirarle a los ojos con incredulidad.

- Hey, espera un momento. Tienes aquí a un grupo formado por un demonio con conciencia, un empollón, un tío que conoce todos los libros de ocultismo que alguna vez se han escrito, y otro que resucitó dentro de su propia tumba… ¿y nos vas a llevar a un instituto para discutir cómo evitar el puto Apocalipsis?

Castiel le miró sin comprender.

- ¿Cuál es el problema?

Dean dejó escapar un resoplido y se giró hacia su hermano-. Tío, nuestras vidas cada vez se parecen más a Buffy Cazavampiros.

El ángel parpadeó unas cuantas veces, sin tener ni idea de qué quería decir Dean con eso. Ruby puso los ojos en blanco, Bobby le propinó a Dean una sonora colleja que le impulsó la cabeza hacia delante, y Sam fulminó a su hermano con la mirada antes de decirle:

- Sí, Dean, y por lo visto tú eres la rubia.

Castiel miró a Ruby, pidiéndole con los ojos una explicación, pero ella meneó la cabeza con cara de “mejor no preguntes”.

Estaba claro que nunca llegaría a entender del todo el humor de los humanos. Si es que aquello era humor, claro, porque en realidad nadie se había reído.


**


A esa hora tan temprana, las clases aún no habían dado comienzo y encontraron a Gabriel en su despacho, corrigiendo exámenes.

- ¿Castiel?- le saludó cuando entraron, levantándose del escritorio con gesto preocupado- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Ha ocurrido algo?

Entonces vio a los demás y sus ojos se agrandaron en una expresión de inquietud.

- Tenemos que hablar- respondió Castiel, y su hermano asintió, miró hacia la puerta del despacho y todos pudieron oir el clic del pestillo al encajar en su sitio. El otro ángel casi sonrió ante ese detalle. Puede que Gabriel se tomara muy a pecho lo de mimetizarse con los humanos, pero en los momentos de crisis siempre se podía confiar en que se volvería todo eficiencia y no perdería el tiempo en detalles. Castiel se dejó reconfortar por la familiaridad de la presencia de su hermano, y descubrió que de pronto respiraba con más facilidad.

- Creo que tú ya les conoces- dijo, señalando al grupo que tenía detrás, y luego se volvió hacia ellos-. Este es mi hermano Gabriel.

El aludido les saludó con una inclinación de cabeza.

- ¿Gabriel?- preguntó Sam con timidez-. ¿Gabriel… el de la Anunciación?

- El mismo- contestó el ángel con una amplia sonrisa-. Vaya, veo que por lo menos uno de tus chicos se ha leído la Biblia, Cas.

Sam enrojeció hasta las orejas y Dean le dio una palmadita en el hombro, divertido. Castiel, en cambio, miró a su hermano muy serio, y no hizo falta nada más para que éste entendiera la gravedad de la situación.

- Te escucho- dijo, sentándose de nuevo y ofreciendo con un ademán las sillas disponibles. Castiel comenzó a explicarle todo lo que Ruby había descubierto mientras estaba con Lilith, volviéndose hacia ella con frecuencia para pedirle que confirmara lo que estaba diciendo. La demonio siempre respondía con un simple asentimiento de cabeza, serena y concentrada, pero le miraba como si él fuera la única cosa que había en la habitación, y al ángel cada vez le resultaba más difícil impedir que sus ojos se demorasen en ella más de lo debido.

- Bien- suspiró Gabriel cuando su hermano hubo terminado su relato-. Desde luego es preocupante, pero si lo he entendido bien, el verdadero peligro sólo se produciría en el caso de que llegaran a romperse todos los sellos. Y eso es precisamente lo que estamos tratando de evitar, así que salvo que haya algo más que aún no sepamos, el plan sigue siendo el mismo.

- No es suficiente- respondió Dean, las caderas apoyadas en el borde del escritorio y los brazos cruzados-. Aunque los sellos no se lleguen a romper, Lilith nunca dejará de intentarlo. Seguirá persiguiendo a Sam hasta que consiga lo que quiere de él o le mate, lo que suceda antes. Tiene que haber una solución más permanente.

- ¿Qué es lo que sugieres?- le preguntó Castiel.

- Que acabemos con esa perra de una vez por todas.

- Aunque pudiéramos, eso no haría que dejaran a Sam en paz- intervino Ruby, sombría-. Si ella cae, otro demonio ocupará su lugar. No acabará nunca.

- Pues entonces los mataremos a todos- insistió Dean con furia apenas contenida-. Lo que sea. Pero no estoy dispuesto a aceptar que mi hermano tenga que pasar el resto de su vida huyendo o luchando. Esto tiene que terminar en algún momento.

- ¿No habría…?- comenzó Sam, interrumpiéndose con expresión insegura. Gabriel le hizo un gesto con la mano para animarle a continuar-. ¿No hay ninguna forma de librarme de la sangre de demonio?- lo dijo con el tono de quien está sacando su último cartucho de esperanza y tiene miedo de hacerlo, porque si lo quema no le quedará nada en absoluto-. Sin ella no les sirvo para nada, ¿verdad? Sería la mejor forma de impedir sus planes.

- Nosotros no tenemos ese poder, hijo- contestó Gabriel tristemente-. Ojalá pudiéramos ayudarte, pero no es posible.

- Pero podéis pedirle a vuestro jefe que lo haga, ¿no?- aportó Dean, irguiéndose como animado por una nueva energía. Castiel sospechaba que su entusiasmo tenía mucho que ver con el hecho de que hubiera sido el propio Sam quien acababa de pedir que le libraran de sus poderes-. ¿No se supone que Dios es todopoderoso? Sólo tendría que chasquear los dedos y problema resuelto.

- No funciona así- respondió Castiel.

- ¡¿Por qué no?!- exclamó Dean, cada vez más alterado.

- Porque os creó libres- contestó, con calma-. Aquí, las decisiones las tomáis vosotros, pero para que eso funcione El no puede intervenir en vuestras vidas a su antojo. Incluso Dios tiene que respetar sus propias normas.

- Pero si soy libre, entonces puedo elegir, ¿no?- insistió Sam-. ¿No puedo rezar y pedirle que lo haga?

- Es mucho más complicado que eso…- objetó Castiel, pero se interrumpió al sentir la mano de Gabriel sobre su hombro.

- ¡Puede que haya una manera!- exclamó éste, con los ojos muy abiertos-. No sé cómo no se nos ha ocurrido antes, Castiel. ¡La Confirmación!

Todo el mundo se le quedó mirando sin comprender, excepto el otro ángel, que pareció considerar su sugerencia unos segundos y entonces sus cejas se alzaron en una expresión esperanzada.

- Podría funcionar…- murmuró.

- ¿Qué? ¿De qué estáis hablando?- pidió Dean, mirando a uno y a otro.

Castiel se volvió hacia él-. De la Confirmación. Es el sacramento por el cual una persona recibe el don del Espíritu Santo para que le fortalezca, como los apóstoles el día de Pentecostés.

- Pero no sólo consiste en eso- añadió Gabriel-. También hay una parte en la que se renuevan las promesas del bautismo. Cuando os bautizaron, vuestros padres realizaron una serie de promesas en vuestro nombre que luego os corresponde a vosotros ratificar, si es vuestro deseo, en la edad adulta. Una de esas promesas es la de renunciar al demonio y a todas sus obras.

Los demás les miraron en silencio durante varios segundos, sin reaccionar, hasta que Gabriel exclamó:

- Pero ¿no os dais cuenta? ¿Renunciar al demonio y luego recibir el don del Espíritu? ¡Es como abrirle una puerta a Dios para que entre dentro de ti y te limpie de todo lo que Azazel te hizo!

En el rostro de Sam se fue dibujando poco a poco una expresión de esperanza, cautelosa al principio y luego más firme al ver el sincero entusiasmo con que Gabriel le miraba. Cruzó una mirada con Dean y luego se volvió hacia los dos ángeles con una sonrisa.

- Merece la pena intentarlo- dijo, y se lanzaron a planificar los detalles.

- Tendremos que hacerlo nosotros mismos- reflexionó Gabriel-. Ningún sacerdote va a querer incluirlo en una celebración sin haber hecho antes las catequesis, y no tenemos tiempo para eso.

- Pero necesitamos óleo consagrado- observó Castiel.

- Todas las parroquias católicas han recibido ya el de este año, y casualmente yo sé dónde lo guardan en la mía- contestó el otro ángel guiñando un ojo-. Eso no será un problema.


- Está bien, en ese caso… - comenzó Sam, pero Castiel se desconectó de la conversación cuando su mirada se encontró con la de Ruby, que le contemplaba con una dulce sonrisa en los labios. Quedó atrapado en la calidez de aquellos ojos oscuros por un largo momento, hasta el punto de casi olvidar todo lo demás a su alrededor. No reaccionó hasta que notó que Gabriel se había quedado observándole en silencio, esperando una respuesta suya.

- Lo siento, ¿qué?- murmuró, avergonzado.

- Decía que tendremos que hacerlo esta noche, cuando la iglesia esté cerrada y el párroco se haya ido a dormir- repitió su hermano, tenso.

- No es por amargarle la fiesta a nadie- intervino entonces Bobby, haciendo que todas las miradas recayeran sobre él-, pero ¿qué pasará si Lilith se entera de lo que intentamos hacer?

Los dos ángeles se miraron, preocupados.

- Tiene razón- murmuró Castiel-, es muy posible. Ella también tiene espías en todas partes, y seguro que ha puesto a alguien a seguir a Sam.

- Si es así- respondió Gabriel-, en cuanto sepa lo que pretendemos enviará a toda la artillería pesada. Castiel, tal vez deberíamos contar con alguien más.

- Gabriel, no…

- Escúchame. Esto es importante. El rito es largo y necesitamos estar bien protegidos. Déjame llamar a Uriel.

- ¡No!- repitió Castiel con más fuerza-. Uriel menos que nadie puede enterarse de esto. Ya le conoces, sabes cómo actúa. Mataría a Sam en el acto para garantizar que Lucifer no tenga un recipiente esperándole, en vez de darle una oportunidad a un plan que puede o no salir bien-. Sintió cómo los demás se tensaban automáticamente al oírle-. No, Gabriel. No podemos correr ese riesgo. Esto tenemos que hacerlo nosotros solos.

El otro ángel suspiró profundamente y asintió con resignación. Luego se volvió hacia los tres cazadores y les dijo:

- Sugiero que empléeis el tiempo en preparar muchos cartuchos de sal y agua bendita. La vamos a necesitar esta noche. Mientras tanto, Castiel y yo iremos a la iglesia para planificar lo demás. Ruby, creo que deberías ir con ellos.

- De acuerdo, aunque no creo que yo vaya a poder ser de gran ayuda con eso de la sal- respondió ella.

Gabriel casi sonrió-. No, pero estarás a salvo de Lilith.

Ellos asintieron y dijeron algo acerca de buscar un motel, preparándose para marcharse, mientras Castiel admiraba en silencio la sutileza con que su hermano había dispuesto que les dejaran a solas. Sabía que Gabriel quería hablar con él en privado, y también sabía acerca de qué.

En efecto, en cuanto los Winchester, Bobby y Ruby salieron del despacho, Gabriel agarró a su hermano por un codo y le hizo volverse para enfrentarle.

- ¿Qué diantres crees que estás haciendo, Castiel?- le dijo severamente.

El otro ángel sintió que se le hundía el estómago, a pesar de que ya esperaba que la conversación transcurriera por esos derroteros.

- Lo has notado- afirmó, intentando mantener un tono neutral pese al desasosiego que le invadía.

- ¡Un ciego lo habría notado!- exclamó Gabriel-. De todas las cosas estúpidas e inoportunas que se te podían haber ocurrido hacer… ¿Cómo has podido…? ¿En qué pensabas? ¡Por favor, al menos dime que no estás enamorado!

Castiel suspiró. Esa era la gran pregunta que no se había atrevido a plantearse hasta entonces, pero en realidad no necesitaba pensar mucho en ello para hallar la respuesta. En el fondo de su alma ya lo sabía. Agachó la cabeza en un gesto de derrota y asintió. Su hermano le soltó el brazo y comenzó a pasearse por la habitación, mesándose el rojizo cabello.

- Debí imaginármelo- murmuró-. Supe que habría problemas desde la primera vez que me hablaste de ella, pero si hubiera previsto algo así te habría sacado de aquí tan rápido que no te habrías dado ni cuenta. ¿Tienes idea de lo grave que es esto? Espera un momento, ¿no habrás…?

- ¡No!- se apresuró a interrumpirle Castiel, porque si la siguiente palabra que salía de los labios de Gabriel era “fornicado” no estaba seguro de cómo reaccionaría-. Pero eso no lo hace menos grave, lo sé. Por supuesto que lo sé- añadió lacónicamente.

- ¡Ya no hablamos de llevarte un tiempo apartado del mundo, Castiel! ¡Esto podría significar tu caída!

Un pesado silencio siguió a esas palabras, como si la enormidad de sus implicaciones necesitara algo de tiempo para asentarse. Castiel sintió un dolor sordo en el pecho viendo la expresión angustiada de los ojos de su hermano, pero ya era tarde para volverse atrás.

- O su salvación- contestó con suavidad.

Gabriel se acercó a él y le colocó ambas manos sobre los hombros, mirándole fijamente a los ojos.

- ¿Y qué pasará si no consigues salvarla?- susurró.

Castiel apretó la mandíbula y bajó la vista, incapaz de sostener esa mirada de preocupación. Cuando se irguió otra vez, sin embargo, lo hizo con decisión.

- Lo siento- le dijo a su hermano-. Siento haberte decepcionado, Gabriel.

Este le contempló con ojos llorosos y los labios apretados.

- Decepcionarme a mí es lo que menos debería preocuparte, grandísimo idiota- y le abrazó como una madre, como si estuviera dudando entre encerrarle bajo llave o prepararse para defender su caso ante el Altísimo si hiciera falta.

Castiel nunca se había sentido tan agradecido de ser su hermano.


**


La iglesia se hallaba en medio de una zona residencial, pero al tener el cementerio anexo a un lado y un colegio al otro, quedaba una discreta franja de terreno entre el edificio y las viviendas más cercanas. Lo suficiente como para que nadie viera la puerta de la sacristía abriéndose en plena noche para dejar entrar a tres hombres armados hasta los dientes y una mujer que les seguía sin dejar de mirar con inquietud a un lado y al otro.

Castiel les esperaba dentro, de pie junto al altar. Sobre éste ya estaban dispuestos todos los elementos que necesitarían durante la ceremonia. Los dos ángeles se habían encargado de bendecir cada puerta y ventana para impedir la entrada de demonios, sellándolas tan eficazmente como lo haría una línea de sal. Sólo Lilith en persona podría atravesar esa barrera. Castiel sintió el momento en que Gabriel aseguró la última puerta, aquella por la cual habían entrado los demás, y el lugar quedó cerrado como una fortaleza.

Lo primero que notó al verles fue que Ruby volvía a llevar su cuchillo ceñido al muslo. La interrogó con la mirada, y ella se limitó a desviar la vista hacia los hermanos, concretamente hacia Dean. Castiel sonrió. En las horas transcurridas desde que se separasen aquella mañana debían de haber alcanzado por fin un entendimiento. No podía resultar más oportuno, dadas las circunstancias.

- Será mejor que empecemos- sugirió Gabriel, llegando desde la sacristía con la estola de sacerdote sobre los hombros-. Sam, colócate aquí delante. Eso es. Dean, tú a su lado, un poco más atrás.

A Castiel no se le escapó la expresión de escepticismo que el mayor de los Winchester estaba intentando disimular, y Gabriel debió de notarla también, porque le preguntó:

- ¿Ocurre algo, Dean?

- No, nada- respondió éste-. Todo genial.

Los dos ángeles intercambiaron una mirada, y luego Gabriel se volvió de nuevo hacia el cazador.

- Dime una cosa- comentó con benevolencia-, tú bendices el agua utilizando un rosario, ¿no?

Dean asintió con la cabeza.

- Y exorcizas demonios mediante un ritual en latín sacado de textos religiosos, ¿no es cierto?

- Así es.

- Entonces- añadió Gabriel con una sonrisa comprensiva-, ¿qué te hace pensar que esto no va a funcionar?

Dean agachó la cabeza con algo que en cualquier otra persona habría podido confundirse con timidez-. Lo siento. Nunca he sido un hombre de fe.

- Pues será mejor que empieces a buscar la que tengas guardada en el fondo de tu corazón- le aconsejó Castiel, cogiéndole la mano izquierda y colocándola sobre el hombro derecho de Sam-, porque vas a ser el padrino de tu hermano.

Le dio una palmadita en la espalda para infundirle ánimos y luego ocupó su lugar a un lado del altar, con el libro de lecturas entre las manos. Mientras Gabriel recitaba la oración inicial, el otro ángel arriesgó una mirada rápida hacia Ruby, que permanecía ligeramente apartada del grupo. No parecía especialmente incómoda por el ritual religioso, y Castiel esbozó una ligerísima sonrisa. Ya le había surgido la sospecha la noche anterior, en el bosque, cuando ella le dijo que no se había asustando al quedarse sola en el claro. Ruby estaba cada vez más lejos del infierno, y ella ni siquiera se daba cuenta. Sintió que el corazón se le llenaba de esperanza una vez más, y se permitió elevar un ruego silencioso por ella. Fueran cuales fueran las consecuencias que él tuviera que afrontar por haberse enamorado de una demonio, confiaba en que al menos Ruby pudiera conseguir la paz que merecía.

Gabriel le hizo un gesto, indicándole que comenzara con la primera lectura. Abrió el libro por la página marcada con una cinta y comenzó a leer el capítulo correspondiente de los Hechos de los Apóstoles. Podría haberlo recitado de memoria, pero el libro era parte del ritual, así que lo sostuvo abierto entre las manos mientras su voz profunda y cálida relataba cómo los apóstoles habían perdido el miedo tras ser tocados por el Espíritu de Dios.

Entonces las luces empezaron a parpadear.

Todos miraron hacia arriba, a los falsos candelabros que iluminaban la nave central con sus lámparas en forma de vela, mientras su luz se agitaba un par de veces antes de volver a brillar con normalidad.

- ¿De verdad tenemos que pasar por todo esto? ¿No hay una versión reducida?- preguntó Dean, nervioso.

- ¿Quieres hacerlo rápido o hacerlo bien?- le respondió Gabriel.

- ¿Todas las anteriores?

El ángel sonrió-. Me temo que no es esa clase de test, hijo. Y por cierto, ésta es la versión reducida.

Continuaron con algo más de prisa. Castiel terminó las lecturas y llegaron al momento de renovar las promesas del bautismo.

- ¿Renuncias a Satanás y a todas sus obras y seducciones?- preguntó Gabriel, mirando a Sam.

- Sí, renuncio- respondió éste con voz firme.

- ¿Crees en Dios, Padre todopoderoso…?

Las luces temblaron otra vez y las vidrieras de los ventanales comenzaron a vibrar con fuerza. Castiel le hizo un gesto a los demás para indicarles que no se interrumpieran, y bajó los tres escalones de mármol que separaban el altar de la planta en forma de crucifijo. Recorrió el pasillo central hasta la fachada, seguido por Ruby, y abrió el ventanuco de la puerta frontal para asomarse al exterior.

Lo que vio casi consigue helarle la sangre. Cientos de demonios, toda una legión, rodeando la iglesia y acercándose a ella, tratando de encontrar un modo de entrar. La mayoría de ellos venían en cuerpos humanos, pero otros eran simplemente nubes negras de maldad en movimiento, atacando las vidrieras, el campanario y las paredes en busca de un punto débil.

- La protección que habéis puesto aguantará, ¿verdad?- preguntó Ruby.

- Eso espero- respondió él. Se dio la vuelta para mirar hacia el altar y comprobó que Gabriel ya había llegado a la imposición de las manos. No había mucho que pudieran hacer, salvo rezar porque la horda infernal no lograse atravesar sus defensas antes de que el ritual concluyera. En realidad, sólo era cuestión de quién fuese su general y en qué nivel de poder estuviera situado. Si era un demonio de la casta de Lilith, no estarían a salvo durante mucho tiempo.

En cualquier caso, Castiel no contaba con que aquel ejército tenebroso desistiera de atacarles una vez que el ritual hubiera concluido. Y eran muchos, muchísimos. Demonios menores pero también otros más poderosos, más difíciles de vencer. Incluso si Sam se libraba de sus poderes y quedaba inservible para los planes de Lucifer, o mejor dicho, especialmente si lo hacía, les quedaba una dura batalla que librar.

Se apartó de la ventana para regresar hacia el altar, indicándole a Ruby que le acompañara. Gabriel le interrogó con la mirada y la respuesta debía de estar bastante clara en los ojos de Castiel, porque se apresuró a terminar la bendición y cogió el recipiente del crisma con urgencia.

- Arrodíllate, Sam- le indicó a la vez que introducía el dedo pulgar en el óleo perfumado. El cazador así lo hizo, y el ángel no perdió el tiempo en apoyar una mano sobre la cabeza del joven y marcar una cruz sobre su frente con el ungüento.

- Samuel, recibe por esta señal el don del Espíritu Santo- entonó con rapidez.

Durante un segundo todo el grupo se quedó en silencio mirándole, sin saber muy bien qué esperar, preguntándose si el plan había funcionado. Entonces Sam gritó de dolor y se dobló hacia delante, sujetándose la cabeza con ambas manos.

- ¡¡Sammy!!- Dean se arrodilló junto a él al instante, sujetándole por los hombros, tratando de hacerle levantar el rostro para ver qué le ocurría. Al mismo tiempo, los ataques de los demonios desde el exterior parecieron redoblar su intensidad, como si percibieran de algún modo lo que estaba ocurriendo allí dentro. Todas las ventanas se agitaron con fuerza y el edificio mismo pareció temblar. Algunas imágenes cayeron de sus estantes a causa de la vibración, haciéndose añicos contra el suelo de mármol.

- ¡Sam!- repetía Dean una y otra vez, sosteniendo a su hermano para que no cayera, apartándole el pelo de la frente-. ¡Sammy, por favor!

Castiel vio que empezaba a manar sangre de la nariz del joven, y Dean también lo notó. Levantó la mirada hacia el ángel, asustado y confuso.

- ¿Qué le está pasando?- preguntó con voz estrangulada.

- Estará bien, no te preocupes- le tranquilizó Gabriel suavemente-. Lo está expulsando, eso es todo.

Una de las lámparas del techo se desprendió de sus sujeciones y cayó al suelo con gran estrépito. Bobby agarró con fuerza su escopeta, mirando preocupado hacia las ventanas. Ruby empuñó el cuchillo, colocándose instintivamente en posición defensiva delante de Sam, que seguía arrodillado y encogido, gimiendo de dolor mientras su hermano lo acunaba.

La puerta de la iglesia estalló en mil pedazos.

Reaccionando con rapidez, los dos ángeles se adelantaron un paso, protegiendo al resto del grupo, a medida que una marabunta de demonios luchaba por abrirse paso a través del hueco abierto, como una boca bostezante, en la fachada principal. Elevando al cielo una silenciosa plegaria por las víctimas poseídas, Castiel y Gabriel levantaron la mano derecha con la palma hacia delante y de pronto los demonios empezaron a combustionar. Era como si ardieran desde dentro con un fuego blanco que carecía de llamas pero que en cuestión de segundos los dejó reducidos a cenizas. Toda la primera oleada cayó muerta, pero siguieron entrando más, incansables, como si no tuvieran miedo de morir.

Dean ayudó a Sam a sentarse en el suelo con la espalda apoyada en la mesa del altar.

- Tío, ¿puedes quedarte aquí solo?- le preguntó.

- Sí- contestó Sam débilmente-. Ya se va pasando. Lárgate de una vez, estoy bien.

Dean no esperó a que se lo dijeran dos veces antes de coger sus armas y plantarse junto a Bobby, apuntando hacia la puerta. Los dos ángeles continuaban arrasando las hordas demoníacas, pero aun así algunos demonios conseguían esquivar la llamarada de fuego divino y acercarse peligrosamente. Bobby y Dean los repelían a base de disparos y agua bendita, empujándoles hacia donde Ruby esperaba, preparada para terminar con ellos utilizando su cuchillo.

La batalla continuó hasta que perdieron la noción de cuánto tiempo llevaban así. Los dos ángeles al frente, sudando por el esfuerzo de concentrar tanto poder sin descanso, diezmando a la legión de demonios inexorablemente, pero parecía como si el infierno se hubiera vaciado por completo para reunir ese ejército. Bobby y Dean continuaban trabajando en equipo con Ruby para exterminar a los pocos que escapaban, y Sam trató valientemente de unirse a ellos, aunque tuvo que renunciar acometido por una oleada de náuseas.

De pronto, el exterior de la iglesia se iluminó como si el mismo sol hubiera bajado a la tierra, con un destello cegador que hizo que tanto Ruby como los tres cazadores tuvieran que cerrar los ojos y agacharse, tapándose la cara con los brazos. Sólo los dos ángeles pudieron ver, a través de la puerta de la iglesia, cómo el ejército infernal era barrido de la faz de la tierra en medio de los aullidos inhumanos de los demonios.

Cuando todo pasó, Castiel cruzó una mirada con su hermano y, lentamente, los dos bajaron los brazos, respirando con dificultad. Tras ellos, los tres humanos y la demonio se incorporaron con cautela, sin entender aún lo que había ocurrido.

- Les han enviado- murmuró Gabriel.

- Ya lo esperaba- respondió el otro ángel, serio-. Una concentración de demonios como ésta no podía pasar desapercibida.

Como si ésa fuera su señal para entrar en escena, Uriel hizo su aparición en el hueco donde antes estuviera la puerta de la iglesia, flanqueado por varios ángeles más que les contemplaban con la misma cara de pocos amigos. Castiel pensó que debería sentirse feliz porque la batalla hubiera concluido en su favor, pero sabía que su decisión de actuar por su cuenta tendría consecuencias graves, y la desazón que esa idea le provocaba no le dejaba disfrutar del triunfo.

Ni Gabriel ni él dijeron nada. No tenía sentido intentar justificarse. Y en efecto, tras un largo momento de silencio, Uriel sentenció con severidad:

- Los dos tendréis mucho que explicar cuando volváis a casa.

Y sin más, él y los suyos se marcharon. Castiel suspiró aliviado, mientras a su espalda el resto del grupo se acercaba lentamente, casi con timidez, como si todavía no estuvieran muy seguros de que todo hubiera terminado de verdad.

Dean palmeó el hombro del ángel, y cuando éste se giró para mirarle, le preguntó con una amplia sonrisa:

- Entonces, ¿ya está? ¿Hemos ganado?

Castiel tardó unos momentos en responder, considerando su pregunta. Su mirada se desvió hacia Ruby una vez más, y ella le correspondió con tanta admiración en sus ojos que el ángel sintió como si tuviera el pecho a punto de estallar. Y pensó que, sin importar lo que pudiera ocurrirle a él cuando regresara, Dean tenía razón. Habían ganado. Castiel miró al cazador de nuevo, y dejó que una sonrisa se dibujara lentamente en su rostro.

- Eso creo- le contestó.

- ¡No tan deprisa!- replicó una horrible voz distorsionada, y como en una pesadilla, vieron a Lilith aparecer en la puerta de la iglesia, mirándoles con todo el odio que el infierno era capaz de concentrar.


Capítulo 9

Date: 2008-12-05 10:11 am (UTC)
From: [identity profile] http://users.livejournal.com/alderaan_/
"un demonio con conciencia, un empollón, un tío que conoce todos los libros de ocultismo que alguna vez se han escrito, y otro que resucitó dentro de su propia tumba… ¿y nos vas a llevar a un instituto para discutir cómo evitar el puto Apocalipsis?"
BWAJAJAJAJAJAJAJAJAJA GENIAL, sencillamente genial!!!!! El paralelismo es perfecto. Y yo sin darme cuenta xDDD

"- Sí, Dean, y por lo visto tú eres la rubia."
¿Sabes que esto es algo que perfectamente, PERFECTAMENTE, podrían decir en la serie? Perfectamente.

Ya sólo con esto podría decirte que el capítulo es perfecto, pero es que el resto… WOW. Amo a tu Castiel hasta extremos insospechados, quiere tantísimo a Ruby que me mata. Dios, es taaan mono.
Por cierto, dime que vas a salvar a Ruby o lloraré. Que veo difícil que acaben juntos en plan "fueron felices y comieron perdices" porque un ángel y una demonio, ufff, complicado, y eso me deprimirá, pero aun así eso no quita para que Ruby no tenga que volver al infierno. Porque no, la muchacha no se lo merece.

Y Gabriel, que decir de Gabriel, adoro a Gabriel. Poderoso, compasivo, buen "hermano", simpático. No sé, lo tiene todo. Has escrito a un personaje delicioso.

Y lo de la Confirmación… reconozco que al principio me he quedado un poco “ein???”, exactamente igual que Dean, pero luego lo explicas tan perfectamente que me has convencido por completo. Sí que me vale.

Hostias, Lillith, gran entrada. Me acojona.

Besos

PD: ¿Y el próximo capítulo ya es el último? No sé si alegrarme o entristecerme.

PD2: Te has cambiado el layout y el header. Yay. Me gusta.

Date: 2008-12-05 07:34 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
¡Gracias! Es que hay tantos paralelismos entre Supernatural y Buffy que sería un desperdicio no explotarlos.

Me alegro un montón de que te haya gustado este capítulo y sobre todo de que te guste Castiel. ¡Pero no me preguntes el final, cariño, que no te lo puedo contar!

Temía yo que lo de usar un sacramento en la historia quedara demasiado capillita, pero si te ha gustado a ti, es buena señal *respira tranquila*

Me alegro de que te guste el header y el layout. Con las vueltas que le di anoche para ponerlo, al menos que esté bonito.

Besos.

Date: 2008-12-05 11:51 am (UTC)
From: [identity profile] dryadeh.livejournal.com
No tengo palabras para decirte lo mucho que me ha gustado el capítulo :) Desde la reunión con Gabriel, en la que la "tregua" de Ruby y Castiel acaba, el encuentro con los hermanos y el plan de liberación ♥ (quizás parece demasiado sencillo que Sam pueda librarse de la sangre de demonio con tanta relativa facilidad, pero tiene todo el sentido del mundo. El significado de la Confirmación es perfecto para el propósito que le das). También me hace gracia como Sam se dirige a los ángeles con tímidez, es su fangirl totalmente xD Y que Gabriel se de que cuenta de los sentimientos de Castiel hacia Ruby (que el pobre aunque lo intenta, tampoco es muy discreto. Ay, ese primer amor). Tengo que decirte lo mucho que me gusta tu ángel Gabriel, de verdad, es casi un bálsamo encontrarte a un ángel como él, porque al parecer la mayoría son cabronazos tipo Uriel. Que en el fondo, entiende a Castiel y lo arropa a pesar de amonestarle. El ritual me gustó mucho, toda la escena en la Iglesia, Sam empezando a expulsar la sangre del demonio literalmente (que de nuevo, me parece un gran acierto) y Dean sosteniéndole y preocupado a más no poder (totalmente IC) mientras los demás se preparan para resistir el ataque demoniaco que se avecina. Me gustó mucho el detalle de que Dean le devolviera su cuchillo a Ruby, por cierto ♥ pero volviendo a la pelea, quizás me hubiera gustado que te extendieras más porque me supo a poco de lo que me gustó :) Pero me alegra que Gabriel y Castiel tengan algún poder especial, que eso de tocar en la frente solamente es un poco cutre, la verdad. Queda más acorde con el supuesto poder que tienen que puedan combustionar a los demonios con facilidad (por lo menos a los demonios menores). Por una vez agradecí la aparición de Uriel y los otros ángeles, aunque vinieran con mensajes amenazantes y blabla, al menos les libraron de los demás. Pero tuvieron que desaparece justo con Lilith hizo acto de presencia, aiss. Está muy emocionante, espero que continues pronto aunque por otro lado me da mucha pena pensar que será el último capítulo :___ (además no tengo ni idea de qué va a pasar, eso me gusta y me angustia a partes iguales xDD).
:***

Date: 2008-12-05 08:12 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Muchísimas gracias, guapa. Significa un montón para mí que te haya gustado el capítuloy que le encuentres sentido.

Gabriel es más o menos lo que yo querría ver en la serie con respecto a los ángeles. Me gusta mucho Uriel con toda su mala leche, pero me gustaría que Kripke también mostrase la otra cara de los ángeles, que tiene que existir.

Al final no reescribí la escena de la pelea después del 4x10, está tal cual la hice originalmente. No sé si lo hablé contigo o con quién fue, pero lo que pensé fue que si los ángeles tienen poder para doblegar el tiempo y para arrasar un pueblo entero, ¿no van a poder matar demonios a distancia? Me convencí a mí misma que lo de tocar la frente fue porque en aquel momento no hacía falta hacer nada más espectacular (eran sólo tres demonios, después de todo), y me quedé tan feliz.

Sólo espero que el final no te decepcione (pero como tengo muy buenas betas y les suelo hacer caso, confío en que quedará más o menos decente).

Besos.

Date: 2008-12-06 01:42 am (UTC)
From: [identity profile] ela-san.livejournal.com
Otro dia que me pillas K.O., vaya por diox, mira que me da rabia, porque tus capitulos merecen ser comentados con mimo y dedicación, pero las ansias me pueden y tengo que hacerlo en pleno ataque de sueño xDDD
En fin, a lo que iba...
Gabriel es totalmente genial. Ojala apareciese en la serie un personaje como él, un angel de los de verdad, de los buenos y piadosos y sin una doble moral retorcida. Me encanta como ayuda a los chicos y como opta por el que pueda ser el plan más arriesgado, pero también el unico en el que Sam podría salir ganando.
La reunión en la cafetería es genial. Desde Bobby y su protección por los chicos, hasta el Buffy-comentario de Dean xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD que es brillante, y pasando por la atención que Castiel le presta a Ruby, son totalmente adorables.
La escena de la iglesia es buenisima, Dean está totalmente IC (ya pueden entrar todos los demonios del infierno, si Sam no está bien él y solo el es lo primero), la forma en que Castiel y Gabriel acaban con los demonios es muy buena, no es épica ni efecticista (de tal forma que podría encajar perfectamente en lo que nos muestran en la serie), pero a la vez da una idea muy clara de lo grande que es su poder.
Del capitulo de hoy destaco dos cosas:
Sam y su crush con los angeles, es tan sencillamente adorable... Es una monada, en serio, y tu lo has retratado perfecto.
La mirada de Ruby a Castiel cuando piensan que han ganado la batalla. Es tan bonita, tan completa, tan romantica... Tengo debilidad por las miradas clave y esa ha sido una de ellas, el como Castiel asume que, a pesar de todo lo que pueda pasarle, habrá merecido la pena por Ruby... Eso es amor, si señor!! Me encanta. Ojala Castiel pudiese 'caer' (en el sentido caer de la serie) y poder ser humano, si Ruby se salvase, podrían ser felices sin tantas reglas impositivas ni mandatos divinos.
Pero bueno, para saber que ocurre habrá que esperar al ultimo capitulo (ultimo!! noooo!!), y para eso antes hay que ver que hace la zorra de Lilith, que siempre tiene algún as guardado en la manga.
No me mates a nadie, eh??? Porfa :_____ Jejeje, es broma, espero con ansia el ultimo capítulo, seguro que será de ordago.
Un besazo, mis felicitaciones y perdon por el comment cutre. Un dia de estos te haré el comment decente que te debo desde hace ni se sabe xDDD

Date: 2008-12-06 01:44 am (UTC)
From: [identity profile] ela-san.livejournal.com
Por cierto, que no te lo he dicho, muy bonito el nuevo estilo de tu LJ, te ha quedado chulisimo y el header es perfect ^___^

Date: 2008-12-06 12:39 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
¡Gracias! El header es de [livejournal.com profile] raloria. Tiene algunos muy chulos en su lj.

Date: 2008-12-06 12:38 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
¿Esto es lo que tú entiendes por un comentario apresurado? LOL, el día que te pongas en serio voy a tener que imprimirlo para leérmelo con calma. No, mujer, tú nunca me has hecho un comentario cutre. De verdad te lo digo.

Me hace muy feliz ver que Gabriel esté gustando tanto. Intenté hacer de él la clase de ángel que me gustaría ver en la serie, pero sobre todo quería que fuera alguien con quien Castiel tuviera una conexión muy profunda.

Muchas gracias por todos esos piropos. Estoy muy contenta de que te esté gustando el relato. Supongo que ahora ya sólo me queda no empatarla al final, ¿verdad? ;)

Besos.

Date: 2008-12-07 08:18 am (UTC)
From: [identity profile] obsscure.livejournal.com
ESE PODER!!! la escena no duró mucho pero que fuerza!, eso es lo que yo quiero ver en pantalla, filas completas de demonios reducidos a cenizas por ese poder angélico. Pobres personas poseídas, pero al menos castiel y gabriel han pedido por ellos y eso es algo muy bueno.

Dean es tan Dean, me he reído cantidad con el paralelismo con Buffy, y todos sus dialogos son tan suyos porque le tienes bien calado. Awww y Sam preguntando sobre Gabriel de ese modo tan él, respetuoso y apenado.

Me ha gustado lo de la confirmación, si ya en la serie usan muchos simbolos católicos, creo que los rituales como este, deberian formar parte de la mitología del show, pero bueno, confiemos en Kripke!. También me ha dado risilla imaginarme a Gabriel, guapetona pelirroja, con la vestimenta oficial para hacer la confirmación.

Oh, Ruby, que miradas con Castiel. Awww, el primer amor, a pesar de los caminos tan dispares de ambos, verlos tan involucrados en algo tan inesperado como ese sentimiento, me hace quererlos abrazar hasta asfixiarlos.

Oh, y que final... No me había olvidado de ella, pero Lilith siempre me causa escalofríos.

Date: 2008-12-07 06:06 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Si a Kripke le dieran suficiente presupuesto, seguro que veríamos escenas de AngelPowah! en la serie. Pero me temo que con los tacaños que hay en la CW, nos vamos a tener que confomar con La Gracia En Una Botella. Y nuestra imaginación.

¿Tú crees que tengo calado a Dean? Mmmm, no sé, yo creo que aún tengo que seguir estudiándole a fondo para escribirle como es debido XD. A ver si Jensen se presta a darme unas clases particulares. Y ya puestos, estoy dispuesta a estudiar a Sam también, que hay que hacer bien las cosas.

No sé si tú veías Gilmore Girls, pero mi imagen mental de Gabriel vendría a ser Sookie con unos cuantos años más. O sea, que vestida de cura tiene que ser algo digno de ver, sí.

Muchas gracias por todos tus comentarios, ¡me emocionan mucho!

Besos.

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