apocrypha73: (spn_sam_ficwriter)
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Tercera parte

 

 

Cuando Bobby entra en la casa, el sonido de unos sollozos que parten el alma le guían hasta un comedor. Mucho antes de llegar allí, ya sabe lo que va a encontrar.

Sam está sentado en el suelo, acunando el cuerpo destrozado de su hermano contra su pecho. Bobby siente que el alma se le cae a los pies, y los tres pasos que tiene que dar hasta llegar junto a Sam le cuestan un esfuerzo sobrehumano. No se atreve a tocar al muchacho ni a decir nada, porque ese dolor es demasiado profundo, demasiado íntimo, para interrumpirlo. Pero aun así se arrodilla a su lado en el suelo, porque las piernas ya no pueden sostenerle más. Su propio dolor tampoco es pequeño. Es la segunda vez que tiene que contemplar a uno de esos chicos muerto en brazos del otro, y un año entero temiendo este momento no ha sido suficiente para prepararle. Dean creció pensando que Sam era el favorito de John, pero nunca supo que él era el favorito de Bobby.

Tarda unos momentos en notar la extraña energía que parece llenar el aire de la habitación, creciendo en intensidad poco a poco. No es un zumbido, de hecho no se oye nada, pero es como si el ambiente estuviera vibrando, como antes de una tormenta. Algo atrae su vista hacia Dean, a pesar de que sólo puede verle las piernas, porque Sam tapa el resto. Y Bobby Singer, cazador con muchos años de experiencia en los que ha visto, literalmente, de todo, siente que de pronto se le hiela la sangre.

Porque las heridas del muslo de Dean se están cerrando.

- ¡Sam!- exclama, con voz entrecortada, pero no le habría hecho falta hacerlo. El chico ya ha notado lo que ocurre y contempla, asombrado, cómo las marcas de garras que cruzan el pecho de su hermano van desapareciendo poco a poco, como si no fueran más que trazos de lápiz al paso de una goma de borrar. Entonces Dean da un estertor, arquea la espalda y aspira una enorme bocanada de aire.

Sam y Bobby se apartan de él como si se hubieran quemado, poniéndose en pie y echando mano de las armas que tienen más cerca. Sam el cuchillo de Ruby, Bobby el agua bendita. Los dos se mantienen en guardia mientras Dean tose y escupe sangre en el suelo de moqueta.

Dean suelta un gruñido porque, Dios, le duele todo el cuerpo. No como le dolía antes, pero duele. Y lo peor es el mareo. La cabeza le da tantas vueltas que no sabe si está boca arriba o boca abajo. Esa perra de Lilith ha conseguido golpearle bien esta vez. Dedica un breve pensamiento hacia Ruby y su brillante plan, que claramente no va a salir bien, y entonces es cuando ve su cuerpo, o más bien el de la chica que Ruby poseía, tirado en el suelo junto a él. Un suelo que de pronto sí que parece sólido, aunque es bastante mullido. Empieza a mirar a su alrededor, confundido, hasta que su vista recae sobre Sam y Bobby y le asalta la sospecha de que lo que ha ocurrido es algo bien distinto a lo que él creía.

- Huh- dice, arqueando las cejas.

- ¡Cristo!- exclama Sam.

Dean lo mira como si se hubiera vuelto loco, aunque en el fondo se siente bastante orgulloso de que ésa haya sido su primera reacción. Cosa que jamás reconocerá ante él, por supuesto.

- Sam- le dice, señalándose al pecho-, si tan poca fe le tienes al tatuaje éste, ¿por qué coño me obligaste a hacérmelo?

Sam titubea pero no suelta el cuchillo. Mira hacia Bobby, que tiene la misma expresión de desconcierto que él en la cara. “No me jodas”, piensa Dean. “Toda la vida diciéndole que no sea tan confiado, y el niñato decide empezar a hacerme caso HOY”.

Está claro que va a tener que convencerle. Se pone de pie muy despacio, en parte para que ninguno de los dos le ataque y en parte porque, francamente, le duele hasta el carnet de conducir.

- Dame eso, Bobby- le pide, alargando la mano hacia la petaca de agua bendita. Cuando ve que duda, insiste-. ¡Vamos, dámela!

Con cautela, Bobby alarga el brazo y deposita la petaca en la mano de Dean, que la abre y da un largo trago, bien a la vista de ambos. Lo cual no le viene mal, porque, dicho sea de paso, el Infierno te deja la boca realmente seca. Al final, se acaba bebiendo toda el agua bendita de Bobby.

- ¿Satisfechos?

Es como si se congelara el tiempo durante unos segundos. Dean observa primero a Bobby, que todavía no sale de su asombro, y luego su mirada se cruza con la de Sam.

Por primera vez le ve realmente. El rostro sucio de lágrimas, la ropa manchada con la sangre de Dean, el cuchillo en alto, sujeto por una mano que empieza a temblar y a descender poco a poco. Y sobre todo sus ojos, llenos de una mezcla de miedo y esperanza.

- Soy yo, Sammy- le asegura con suavidad, poniendo todo lo que tiene en esas tres palabras. Esperando que le reconozca.

Sam deja caer el cuchillo y en dos pasos está envolviéndole en el abrazo más apretado que le han dado a Dean en su vida.

“A este ritmo lo vamos a convertir en una tradición familiar”, piensa Dean. “Abrazarnos cada vez que uno de los dos vuelve de la muerte”.

Bueno, se le ocurren cosas peores.

Cuando Sam le suelta, consigue respirar durante exactamente un segundo antes de que Bobby le vuelva a estrujar.

- Me alegro de verte de nuevo en pie, hijo- dice el hombre con voz temblorosa. Luego, con su habitual tacto, murmura algo acerca de buscar supervivientes y los deja solos.

Al principio Sam se limita a mirarle, como si todavía no se lo pudiera creer, y su hermano le deja, sin meterle prisa, sin decir nada. Conoce demasiado bien esa sensación. Cuando por fin se convence de que no está soñando, sonríe levemente y pregunta con un hilo de voz:

- ¿Cómo…?

- Bueno… cuando llegué allí estaban todas las demonias montándole la bronca a Lilith por haber arruinado un cuerpo como el mío, y no tuvo más remedio que recomponerme.

Se espera una de las famosas caras de desaprobación de Sam, pero en vez de eso su hermano deja escapar una risa temblorosa, marcando hoyuelos y bajando la mirada.

- No, en serio, Dean, ¿qué ha pasado?

- ¿Qué quieres que te diga, Sammy? No me soportan en el Infierno. Soy demasiado para ellos.

Esta vez sí, esta vez la cara de desaprobación llega puntualmente.

- Y puede que tu amiga Ruby me haya echado un cable- admite Dean, un poco a regañadientes.

- ¿Ruby?- pregunta Sam, levantando las cejas hasta casi la raíz del pelo.

- La verdad es que no está tan mal, cuando la conoces un poco.

Dean se agacha junto al cadáver de la chica, sintiendo algo de lástima por ella. Espera de todo corazón que Lilith no le esté haciendo pagar por haberle ayudado.

- Lo siento, guapa- le dice-. Lo hice lo mejor que pude, pero ya ves. Tu plan no salió como esperabas.

Aunque por otra parte, no puede evitar preguntarse si el plan de Ruby no era precisamente éste desde el principio, sacarle a él del Infierno. No sería la primera vez que la viera manipular así a la gente. No es que él se lo vaya a reprochar en este caso, si es así.

- ¿Crees que la volveremos a ver?- pregunta Sam con suavidad.

Dean alarga la mano y cierra los ojos de la muchacha.

- Quién sabe.

 

 

***

 

 

Se despiden de Bobby junto al coche, prometiéndole que irán a pasar unos días a su casa pronto. Dean mira a su alrededor con cierto sentimiento de irrealidad cuando ve que aún es de noche, la misma noche en que llegaron allí buscando a Lilith. Le cuesta creer que en realidad sólo ha estado muerto unos minutos, y no una eternidad como le parece a él.

Pero si hay algo capaz de hacerle olvidar los sinsabores del Infierno, es la visión que tiene delante de él en ese momento.

- Hola, pequeña- saluda al Impala, dándole unas palmaditas en el maletero.

- Admítelo, en realidad lo que te ha hecho volver es que no te fiabas de mí para cuidarla, ¿a que sí?- bromea Sam junto a él.

- Sólo si tú admites que te has picado porque no esperé a que vinieras a rescatarme.

Su hermano se ríe-. No, no, ya me estoy dando cuenta de que lo de salir del Infierno por tus propios medios es cosa de familia.

- Mentiroso. Estás mosqueado- imposible resistirse a seguir metiéndose con él-. Oooh, pobre Sammy, que se ha quedado sin su oportunidad de montar el gran número. ¿Y qué ibas a hacer, eh? ¿Pegarle una patada a la puerta del Infierno y entrar a salvarme con tus poderes jedi, Luke? Porque oye, eso me convertiría a mí en Han Solo. Habría molado.

De pronto Sam se pone serio.

- Lo que hubiera hecho falta.

Y hay un temblor en su voz que Dean reconoce al instante. No sólo porque es su hermano y le conoce mejor que nadie, sino porque él pasó por lo mismo una vez y lo comprende. La sensación de fracaso. De no haber estado a la altura. Sam se ha pasado un año entero jurándole que le iba a salvar la vida, y al final no pudo hacerlo. No porque no lo intentara con todas sus fuerzas, sino porque se había fijado un objetivo que era humanamente inalcanzable. Dean lo entendió así, y se fue al Infierno sin un solo reproche en su corazón hacia su hermano. ¿Pero Sam?

Sam se va a estar machacando con esto durante años, a menos que Dean lo impida.

Y vaya si lo va a impedir. Como si tiene que dedicarse a ello el resto de su vida.

Ahora tiene tiempo.

- Sam, puede que de momento esto no te sirva de mucho, pero… En realidad sí fuiste tú quien me sacó del Infierno.

- ¿Qué quieres decir?

Dean suspira. Dios mío, la de momentos embarazosos que se le vienen encima.

- Te lo explicaré por el camino.

Entran en el coche, cada uno en su sitio habitual, y Dean acaricia el volante con reverencia, casi con ternura.

- ¿Adónde vamos?- pregunta Sam.

- Lo primero, al motel a cambiarnos de ropa- responde su hermano, cogiendo con dos dedos su camisa hecha jirones y cubierta de sangre, y cuando Sam sigue su mirada hasta su propia ropa, no puede evitar un estremecimiento.

- Y luego…- continúa Dean.

Sam levanta la vista-. ¿Qué?

- No sé tú, pero yo necesito unas vacaciones.

Una sonrisa se dibuja lentamente en el rostro de Sam.

- Sí. Creo que yo también.

Dean gira la llave en el contacto, y el rugido del motor suena como una bienvenida.

 

 

FIN


*********************************

A ti que has llegado hasta aquí, muchas gracias por tu interés y tu paciencia. Ahora este fanfic tiene una continuación, que se titula "El espejo del alma". Si éste te ha gustado, quizá te apetezca seguir acompañándome un ratito más en este miniuniverso. Y si crees que se lo he puesto demasiado fácil a Dean, o que no he sabido extraerle a esta historia todo el jugo que podía dar..., bueno, tal vez si me concedes otra oportunidad y sigues leyendo, quedarás más satisfech@
Puedes encontrar la continuación aquí

Date: 2008-07-01 10:14 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Bueno, la segunda parte todavía tardará, porque quiero tener unos cuantos capítulos listos antes de empezar a postearla. Pero muchas gracias, saber que a alguien le interesa siempre anima a escribir más deprisa.

No tengo nada publicado en ff.net, la verdad es que no suelo moverme por allí. El lj es mucho más fácil de manejar para mí.

Besos!

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