Sobre libros y personajes

Estoy leyéndome de nuevo las Crónicas de la Dragonlance. Es algo que me gusta hacer de vez en cuando, repasar viejos libros que leí hace tiempo y que me llegaron de manera especial. Con el tiempo, muchos detalles se olvidan, y repasar esas páginas me permite volver a vivir esas historias que me emocionaron tanto, casi como si fueran nuevas. Pero sobre todo, me permite reencontrarme con personajes a los que les tengo verdadero cariño, casi como si fueran viejos amigos de verdad. 
He llegado a la conclusión de que el motivo de que un libro en particular te cale un poco más hondo de los demás está en sus personajes. Si están bien definidos, bien construidos, pueden saltar de las páginas hasta tu mente y tomar vida propia de un modo que nunca podría suceder con una película. Sí, en el cine también he conocido muchos personajes a los que adoro, pero nunca los he sentido tan vivos como los de un libro.
A lo que iba. El punto fuerte de la saga Dragonlance es precisamente ése: los personajes. Te puede gustar más o menos la fantasía, las historias épicas y demás, pero es muy difícil no engancharte con unos protagonistas tan complejos y tan reales. Aquí no encontrarás héroes perfectos, sino un puñado de seres con tantos defectos como virtudes, y que se pasan más tiempo discutiendo entre ellos que salvando el mundo.
Y de ese puñado de seres tan diferentes entre sí, hay uno al que le tengo más cariño que a los demás. Uno que es, precisamente, el que hace que de vez en cuando me apetezca repasar estos libros para volver a encontrarme con él:

( Tanis el Semielfo )