apocrypha73: (SG1_daniel_smartsexy)
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Pues resulta que al final, el parón de las series no lo estoy pasando ni con Robin Hood ni con ninguna de las que tenía previstas. La que estoy viendo es Numb3rs. No es la clase de serie que me vaya a enganchar hasta el punto de ponerme a leer fanfic ni nada por el estilo (al menos eso creo, tampoco llevo tantos capítulos), pero es entretenida, no tiene demasiadas pretensiones y parte de una idea que, como mínimo, es original: usar las matemáticas para resolver crímenes. Se la recomendaría sobre todo a las nostálgicas de Doctor en Alaska, ya que el prota es Rob Morrow (quien, por cierto, está sorprendentemente atractivo como agente del FBI). Además, el personaje del genio matemático, hermano del agente, también tiene su punto.

Y el caso es que esto me ha hecho pensar que la mayoría de las series que veo tienen algo en común, algo que por desgracia no se suele ver en los productos nacionales (y puede que en parte, sea por eso que prefiero las series americanas), y es lo siguiente:

En mis series favoritas, los empollones son héroes.

Todo empezó, para variar, con Mulder y Scully. Dos agentes del FBI con un doctorado cada uno y amplísimos conocimientos, de ciencia ella y de lo paranormal él. Conocimientos que de hecho usaban para resolver los casos. Porque ahí está la gracia: no se trata de decir "mi personaje es tela de listo" y luego limitarte a hacer que resuelva las cosas a tiros. No, eso no vale.

Con Expediente X aprendimos más sobre medicina de lo que nadie se podía imaginar cuando empezó aquella serie "de marcianos" (supimos lo que era la encefalopatía espongiforme bovina antes que nadie, people). Aprendimos psicología, física, química y no sé cuántas cosas más. Pero sobre todo, aprendimos que una mente inteligente es un arma poderosísima

Por aquellos tiempos también me gustaba mucho otra serie que aquí se llamaba "A través del tiempo", pero que seguramente la conoceréis mejor como Quantum Leap. Su protagonista era un científico que había diseñado una máquina para viajar en el tiempo, con el fin de usarla para corregir desgracias sucedidas en el pasado, y al probarla pierde la memoria y queda atrapado en el pasado, saltando de historia en historia enmendando entuertos. Seguro que casi ninguno la habéis visto, pero a mí me encantaba. Y tenía como héroe a un científico, un superdotado que, aunque apenas recordaba una coma de los seis doctorados que tenía, usaba bastante más el ingenio que los puños, eso seguro.

Luego llegó Buffy, donde Willow y Giles, y más tarde Wesley en Ats, demostraron que luchar contra el mal es algo que también se hace en una biblioteca, y que el equilibrio entre cuerpo y cerebro es lo que determina la fuerza de un equipo. El caso de Willow sobre todo es el que más me interesa aquí, puesto que empieza siendo la típica empollona de instituto de la que todos se burlan (menos cuando necesitan pedirle ayuda, claro), y de pronto se encuentra con que es precisamente esa cualidad suya la que la hace especial, útil. Y entonces florece. Ver cómo Willow pasa de ser la chiquilla apocada de la primera temporada a convertirse en la bruja poderosa y segura de sí misma del final es impresionante. Todo gracias a su inteligencia y a sus ganas de aprender.

El caso más extremo es, quizá, Stargate SG-1. Por un lado está Daniel Jackson, un arqueólogo que habla 23 idiomas más los dos o tres (alienígenas) que aprende en el camino, y sin cuyos conocimientos sus compañeros no habrían pasado de la primera misión. Y por otro, la genial Samantha Carter, capaz de montar un P-90 en menos de 30 segundos y de manejarse con éxito en cualquier pelea cuerpo a cuerpo, pero con un doctorado en física cuántica y una mente brillante cuyas ideas sacan de apuros a su equipo un día sí y otro también. Vale que a lo mejor es un poco exagerado porque estos dos personajes no es que sean inteligentes, es que se mueven en un plano mental que está por encima del resto de los mortales. Pero en fin, es lo que demanda el argumento de esa serie. Y de hecho, sé positivamente que Stargate ha motivado a más de uno para estudiar la carrera de física, así que no resultarán tan intimidantes después de todo.

Hay más ejemplos, claro: CSI en todas sus versiones, Crossing Jordan, Torchwood, Bones... incluso Supernatural, aunque no lo parezca a primera vista (Sam es, en palabras de su hermano, una enciclopedia gigante con patas, y Dean no habrá ido a la universidad pero tiene unos conocimientos sobre leyendas urbanas, mitos y monstruos que no le cabe en el cuerpo).

Y por supuesto, tengo que mencionar la saga de Harry Potter, que aunque no es una serie, entra también en esta categoría porque ahí está Hermione para demostrar todo lo que acabo de decir.

¿Adónde quiero llegar con todo esto? Pues a que en mis series favoritas, estudiar no equivale a ser un perdedor sin vida social. Tener curiosidad por aprender no te convierte en un pardillo lleno de granos, sin amigos, que se ducha una vez cada tres días. Ser inteligente y culto es bueno, es útil, es importante. Yo quiero que mis hijos vean estas series cuando sean adolescentes. Me parece que ofrecen una motivación excelente y, viendo como está el patio con el tema de la educación en nuestro país, me temo que no les va a venir mal a los pobres.

Suerte que existe el DVD.

Date: 2008-02-01 11:35 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Hombre, yo no estoy cualificada para hacer una crítica de las series nacionales porque, lo admito, no veo ninguna. La última serie española que más o menos seguí fue Siete Vidas, y la dejé dos o tres temporadas antes de que acabara, así que hazte una idea. La verdad, sólo sé lo que veo cuando anuncian alguna, pero tengo la impresión de que últimamente sólo se producen copias de series extranjeras de éxito, y normalmente con bastante poco acierto. Sinceramente, no me llaman.

Como tú dices, no hay comparación posible entre los personajes de unas y otras series. No es sólo que sean inteligentes y atractivos, es que los escriben tan bien, tan complejos e interesantes que una no puede evitar quedarse algo colgada de ellos.

Besos.

Date: 2008-02-06 10:01 am (UTC)
From: [identity profile] hinperyon.livejournal.com
Pues a mi no se que me pasa ultimamente que he perdido el interés hasta por House y Anatomia de Grey, vamos que no veo ninguna serie, pero estoy de acuerdo contigo, ser inteligente y tener interés en aprender y cultivarse no tiene que convertirte en un autista, un asocial pringado.
Los personajes que citas como ejemplo me gustan mucho, de Numbers solo he visto un par de capis, no estuvieron mal..
En Angel también teniamos a Fred que a lista no le ganaba nadie, pero reconozcamos que en el caso de Buffy, Giles es un adulto absorbido por su trabajo que no sabe ni pedirle una cita a una chica, recordemos que se ponia a titubear con Calendar, Willow al principio era la empollona de la clase que si no es por Xander otro pringadillo estaba bastante sola, Wesley y Fred tres cuartos de lo mismo, se sigue cayendo en los topicos, pero me uno a tu lema
que vivan los cerebritos!!!

Date: 2008-02-07 03:09 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Jeje, tienes razón con lo de que los cerebritos del buffyverso sí que eran un poco asociales, los pobrecillos míos. Creo que en el fondo hasta los quería más por eso mismo. De todas formas, lo importante para mí es que su intervención era fundamental a la hora de cargarse a los malos. Es decir, que no bastaban los atributos físicos, la mente también había que usarla. Que sus conocimientos eran un arma tan importante como la fuerza o la velocidad de Buffy.
Y es que, como pringadillos y todo, son tan mooonos!!

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