Seguimos con las peticiones
Jan. 2nd, 2008 02:33 pm![[personal profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
![[profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
"Palabras:
1- Recórcholis
2- Suficiente
3- Guácala (sí, esa expresión de asco que los mexicano usan bastante)
La parte generosa de este pedido es que te dejo elegir el fandom. O, si lo preferís, hacelo sin fandom. (y aquí es cuando me pedís que defina "generosa" y me mandás al horno)."
Comprenderéis que con semejantes premisas no me podía salir nada normal, ¿no? De hecho.... me da a mí que esto sólo lo va a entender ella. Bueno, y también
![[profile]](https://www.dreamwidth.org/img/silk/identity/user.png)
Bueno, pues ahí va. Espero que te guste, guapa. Y si te entran ganas de tirarme piedras, te recuerdo que las palabras las escogiste tú.
En mi campo de flores de papel
Apocrypha73
Para Enia.
Huy, qué curioso. No recuerdo haber hecho ningún viaje al campo ni nada, pero está claro que esto no es Buenos Aires. ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Y lo más importante. ¿Dónde es “aquí”?
Está bien, que no cunda el pánico. Tampoco es para tanto. Estoy en un prado precioso, en un día soleado y perfecto, con los pájaros cantando y no parece que haya nada amenazante en muchos kilómetros a la redonda. Todo va bien. En realidad, hasta me apetece dar un paseo.
Debería estar más asustada, ¿no? A ver, no es que yo sea histérica por naturaleza, pero normalmente si una se encuentra de repente en mitad de ninguna parte sin recordar cómo ha llegado hasta allí, tiene derecho a preocuparse un poco. Sólo que no. La verdad es que… me siento genial.
Creo que iré andando hacia ese bosquecillo de allí, a ver qué hay.
¡Vaya! Eso que suena de lejos parece como el trotar de un caballo. O quizá más de uno. Y yo diría que se están acercando.
¿Pero qué…?
¡No puede ser!
¿Ese es…?
¿Y ése otro es…?
¡Oh Dios mío sí que son!
Vale, por favor que alguien me explique cómo cuernos es posible que en este momento, Alex Ryan y Harmon Rabb estén viniendo hacia mí, a caballo, en medio de este idílico prado.
A todo esto, ¿y yo cómo sé que son Alex Ryan y Harmon Rabb, y no los actores que los interpretan? No sé, pero por alguna razón creo que es un punto importante y habría que pensarlo a fondo. Pero en otro momento, ¿eh? Ahora estoy ocupada… mirando fijamente con la boca abierta.
- ¡Menos mal que te encontramos a tiempo!- Está bien, Alex, no es que estuviera esperando nada especial, pero ¿qué tal un “hola” para empezar? Y ahora me tiende la mano. ¿Me tiende la mano? ¡AY DIOS ME TIENDE LA MANO! ¿No pretenderá que…?
- Vamos, montáte, tenemos que darnos prisa.
- Alto ahí, ¿quién dijo que tenga que cabalgar con vos?- ¡Venga, sí, peléense por mí! Pero ya puestos, me podían haber avisado para traerme un poco de agua. Para lo de la garganta seca y tal. Y por cierto, Harm, ¿esa camiseta blanca de tirantes? No ayuda nada.
- No empieces, hermano- protesta Alex.
Eeeeh. Un momentito, por favor. Volvamos atrás.
- ¿Dijiste hermano?- pregunto yo. Nunca está de más asegurarse.
- Sí, claro. Es lo que es.
Ja. Yo tenía razón.
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!- exclamo.
- Sí, bueno, tampoco es que hayás descubierto la pólvora. Cualquiera se da cuenta nada más vernos, ¿no?
¡Qué grosero! Y encima el otro pone cara de estar de acuerdo. Con lo contenta que me había puesto yo con mi descubrimiento… Ahora estoy enfadada. No quiero verles a ninguno de los dos. Me voltearé y me largaré por mi cuenta.
- Pero ¿dónde vas? ¡Ven acá, se hace tarde y tenemos que llevarte a la casa!
- ¡Me voy caminando!
- ¡No podés, está muy lejos!
- ¡Mirá si puedo!
Me cierran el paso con los caballos, los muy desconsiderados. Claro, así cualquiera.
- Venga, va, lo sentimos mucho.
Ya, claro, ahora ponte meloso, Alex Ryan. Como si no te conociera.
- No deberíamos haber dicho eso. Ha estado muy mal- Mmmmm, por ese camino vas bien, Rabb. Y si metés uno o dos piropos en el lote tampoco me voy a molestar.
- Está bien. Los perdono- lo digo con reticencia, ¿eh? Todavía me tengo que hacer de rogar un poquito más.
Me sonríen. Los dos. Ay Dios. No vale sacar la artillería pesada, ¿me oyen?
¿Quién podría seguir enfadada después de esto? Yo no. Lo que sí voy a hacer es decidir con cuál de los dos quiero montar. Y creo que va a ser… con Alex. Sí, eso. Vamos allá.
- Por cierto, ¿cómo sabían que estaba aquí?- no sé muy bien por qué hago esa pregunta, pero la verdad, me parece la cosa más natural del mundo hacerla, así que tiene que tener algún sentido.
- Nos lo dijo el gato- me contesta Harm, como si fuera la mayor obviedad de la historia.
Eeerrr…
Vale. Llámenme suspicaz, pero me da a mí que al final esto va a resultar ser un sueño.
Parece que por fin llegamos. Bueno, no es que hayamos estado cabalgando mucho rato, pero de algún modo sé que hemos cubierto una buena distancia. ¿Que cómo lo sé? ¿Qué más da? Lo sé y punto.
La cuestión es que hemos llegado hasta una casa que se parece sospechosamente a la Tara de “Lo que el viento se llevó”. Pero hey, no seré yo quien se queje, porque bonita bien que lo es.
O sea, que aquí nos bajamos. Vale. Pues vamos. Pero un momento, mis dos acompañantes se han quedado abajo mientras yo subía los escalones del porche.
- Chicos, ¿no vienen conmigo?
Los dos me responden con idénticas sonrisas y sendos movimientos de cabeza. No, si estaba claro que tenía que haber algún parentesco ahí.
- Sólo te esperan a ti- me dice Alex tristemente.
- De acuerdo.
Y es extraño, pero no me da ninguna pena dejarlos atrás. Debería sentirlo un poco, ¿no? Pues no. En realidad todo me parece muy lógico. Es que sólo me están esperando a mí, claro.
No se hable más. Me acerco a la puerta, la abro…
Y de pronto estoy parada en la acera de una de esas avenidas elegantes que salen en las películas americanas, delante de una limusina negra cuya puerta se abre para mí.
Y dentro de la limusina está Fox Mulder.
No David Duchovny, no. Fox Mulder. Con su abrigo, su pistola, su corbata horrorosa y su placa del FBI.
- ¡Recórcholis!
¿Recórcholis? ¿De dónde diablos ha salido eso? ¿Me he convertido en una ancianita nonagenaria de repente?
- ¡Vamos!- me dice, todo impaciente- ¡Sube ya, que se hace tarde!
La teoría del sueño cobra cada vez más fuerza.
Oh Dios, por favor dime que no es uno de esos sueños en los que vas a una fiesta elegante vestida con shorts, playeras y camisa hawaiana.
Casi me da miedo mirar…
¡Anda! Resulta que llevo el vestido rojo que me hice para la boda de mi hermana. Con todos los complementos.
¡Wow! La noche promete.
¿Saben qué es lo mejor de los sueños? Es esa sensación de libertad que te dan. Por muy absurda que sea la situación en que estás, tu yo onírico decide seguir el juego sin problemas. Total, ¿qué puede pasar? Tu confianza está por las nubes. Hasta puedes entablar conversación con Mulder como si fuera la cosa más normal del mundo…
- ¿Y adónde vamos?
- A la entrega de los Oscars- responde él-. ¿No te acuerdas?
Mmmmm, esto sí es un poco raro. A ver si al final resulta que no es Mulder sino David, después de todo.
- ¿Estás nominado?
- ¿Nominado?- repite él, con cara de extrañeza-. ¿De qué hablas? No, vamos allí a poner al descubierto a ese alienígena de una vez por todas.
OK. Mulder. Definitivamente, Mulder.
- ¿Alienígena?- En realidad, no estoy segura de querer oír la respuesta.
- Sí, Billy Crystal. Llevamos mucho tiempo detrás de él, pero esta vez no se nos escapará.
- Billy Crystal.
- Sí.
- Billy Crystal es un alien.
- Eso es.
- ¿Estás seguro?
- ¡Pues claro!- me contesta, indignado- ¿No te has fijado en que hace años que tiene exactamente el mismo aspecto? ¡Está claro que lleva una máscara! Y la estatura encaja totalmente, no me lo niegues. Por no hablar de sus chistes. Sólo un alienígena creería que tienen gracia.
No sé muy bien qué contestar a eso, la verdad. Entiéndanme, no es que me interese lo más mínimo la posible procedencia alienígena de Billy Crystal, pero en fin, soy una chica educada y suelo prestar atención a las conversaciones en que participo. Pero es que… haber estado mirando a Mulder fijamente mientras me soltaba sus argumentos me ha distraído un poco. Pero tengo disculpa, ¿no? En fin… ¡es Mulder! Ya saben a lo que me refiero.
Al final opto por la neutralidad-. Si vos lo decís…
Me recuesto contra el asiento, suspirando. ¿Quién sabe? A lo mejor hasta resulta divertido ir correteando detrá de Billy Crystal por todo el Kodak Theatre. ¿Me dejará Mulder llevar un arma? Bueno, más le vale. Al fin y al cabo, es mi sueño.
Parece que ya hemos llegado. ¡Huy, cuánta gente! ¡Vaya! Alfombra roja y todo. Me siento como una estrella de cine. ¡Hola, gente! No sé por qué me saludan ni de qué me conocen, pero me da igual, yo también saludo. ¡Es divertido!
Tampoco me molesta que Mulder me lleve por la alfombra roja con la mano en mi espalda, pero… ay, qué soso es este hombre. No hace ni caso de estas personas tan amables que han venido hasta aquí a chillarnos y decirnos cosas bonitas.
- Vamos, tenemos que entrar ahí.
Un momento. Esa no es la voz de Mulder. Qué raro.
Me doy la vuelta y casi se me cae la quijada al suelo. ¿Wesley Whyndam-Pryce? ¿Aquí? ¿En carne, hueso y barbita de dos días?
Bueno, no realmente en carne y hueso, pero… yo me entiendo.
- Venga- repite él, con algo más de urgencia en la voz-. ¿A qué esperamos? Se nos acaba el tiempo.
Por cierto, cuando dije “aquí” ya no me refería al Kodak Theatre de Los Angeles. Es más, si me apuran, yo diría que estamos delante de la puerta de mi propia cocina.
- ¿Qué hacemos acá?- tengo que preguntárselo, porque, sueño o no sueño, estamos cambiando de escenario con demasiada rapidez para que yo lo siga.
Pero ¿qué he dicho para que este hombre me ponga esa cara de cachorrillo apaleado? Ay, Dios, me están dando ganas envolverle en una mantita y darle chocolate caliente o algo así.
- ¿No te acuerdas?- me dice, en tono triste-. Prometiste que me enseñarías a hacer mate.
Vale, esto es raro. Ya, sí, lo de antes también lo era. Pero esto es más raro.
- A hacer mate.
- Sí.
- ¿Y para qué querés aprender a hacer mate?
- Es que estoy harto de té.
Es extraño, pero ¿saben de qué me acabo de dar cuenta? De que Wesley no me está hablando con acento argentino. Me está hablando castellano como si se hubiera criado en Valladolid. Es más, ni él ni Mulder me suenan con la voz que tenían en el doblaje latino de sus respectivas series.
¡Me están hablando con las voces del doblaje español!
El caso es que yo sólo he oído esas voces una o dos veces, allá cuando viajé por España hace siglos y estuve viendo capítulos con mis amigas. ¿Y ahora decide mi subconsciente rescatar esa información del fondo de mi memoria?
Mi subconsciente anda pirucho perdido.
¡Aaaahhhh, esto es frustrante! ¿Por qué cuernos Wesley no lo pilla? Se lo he explicado ya mil veces pero siempre le sale mal. Y lo peor es que no sé qué es en concreto lo que no está haciendo bien. Simplemente, no está bien.
- ¡Es que no lo entiendo, viejo!- Se lo digo porque si no reviento-. ¿Sos capaz de traducir textos del sumerio y no podés aprender a hacer un mate decente?
- ¿Qué quieres que te diga?- contesta él, tan irritado como yo- ¡No me sale!
- ¡Pero si es una pavada!
- ¡Pues a lo mejor es que no me lo estás explicando como es debido!
Lo que podría haberse convertido en una pelea de proporciones épicas queda interrumpido por una voz masculina que casi hace temblar las paredes y me provoca a mí un infarto ya de paso:
- ¡Ya es suficiente!
Me volteo para ver quién ha largado ese bramido y esta vez creo que voy a necesitar sentarme.
Porque estarán conmigo en que no todos los días puede una tener a Faramir, hijo de Denethor, capitán de Gondor y príncipe de Ithilien, en la puerta de su propia cocina. Con capa incluida.
Nota mental para mañana: apuntar lo que cené anoche con objeto de repetir el menú con la mayor frecuencia posible. Porque sea lo que sea lo que me está provocando este sueño, lo quiero procesado y embotellado, muchas gracias.
- Si no eres capaz de aprender a hacer mate, sé un hombre y reconoce tus carencias. No le eches la culpa a ella- continúa él, y ese tono severo me va a derretir las rodillas, en serio, pero curiosamente mi cerebro todavía retiene suficientes funciones como para darse cuenta de que ¡me está defendiendo!
- ¡Tal cual!- le contesto yo con entusiasmo- ¡Eso mismo es lo que iba a decir yo!
Me doy la vuelta otra vez hacia Wes-. Mirá, viejo, yo hago esto por hacerte un favor, ¿viste? Pero tengo como quichimil cosas mejores en que emplear mi tiempo, así que si encima te la vas a agarrar conmigo, pues lo dejamos.
Oooohh. No no no no no, la cara de perrito apaleado otra vez no, Wesley, por favor.
- Está bien- murmura bajito, encaminándose hacia la puerta-. Ya me voy.
Juraría que le he visto hacer pucheros y todo. Allá va, con la espalda encorvada y la cabeza gacha. Confieso que me da una pena tremenda, pero ¿qué voy a hacer?
¿Que qué voy a hacer? Pues la verdad, ahora que Faramir se ha puesto a mi lado y me ha rodeado la cintura con un brazo, sólo hay una cosa que pueda hacer. No moverme ni un centímetro.
Al poco oigo que se cierra la puerta del departamento, y sé que Wesley se ha marchado hecho pelota. Pobrecillo, ahora me siento fatal.
- Tremendo quilombo que le monté, ¿no?- comento en voz baja, algo avergonzada.
- Sí- me responde él con naturalidad, como si no tuviera importancia-. Pero ahora da igual. ¿Has hecho ya la maleta?
- Eh… ¿qué?
- La maleta. Salimos dentro de unas horas. Ah, y por cierto, a lo mejor prefieres cambiarte. No me malinterpretes, estás muy guapa con ese vestido, pero no creo que sea muy cómodo para el avión.
- ¿El… avión?
- Sí, el avión.
- ¿Adónde vamos?
Hombre, Faramir, por Dios, no me sonrías así si quieres mantener una conversación semi coherente conmigo. ¿Nunca te han dicho que tu sonrisa es como si de pronto entrase el sol por la ventana? Pues así es, sólo que a través de una lupa enfocada sobre mis rodillas, que en consecuencia se han derretido. Junto con mi cerebro.
- A México- responde él. O eso creo. No me culpen, ya he dicho que mi cerebro se había derretido. No esperen que en este momento sea capaz de mirar esos labios y a la vez registrar las palabras que salen de ellos.
Pero me da la impresión de que debería decir algo. Al menos, Faramir parece estar esperando que diga algo.
- Ah- balbuceo-. Pues qué lindo.
No es precisamente Shakespeare, lo sé. Como dije antes, cerebro derretido.
- ¡Desde luego!- continúa él, todo entusiasmo y alegría-. Va a ser maravilloso, ya lo verás. Una luna de miel inolvidable.
Sueño o no sueño, ahora mismo estoy mareada. Físicamente, quiero decir. La cabeza me da vueltas como si me hubiera bebido media botella de champán de un solo trago.
- ¿Luna de… miel, decís?
- ¡Claro!- Y por si fuera poco, ahora va Faramir y me pasa su otro brazo por la cintura. ¡Y me acerca más a él! ¡Sonriéndome con cara traviesa! Amigos, si no sobrevivo a esta noche, sepan que morí feliz.
- ¿También te has olvidado de lo de la boda?- me susurra él, seductor- ¿Tengo que recordártela?
Y sin más, se inclina hacia mí y me planta un beso de película en los labios.
En serio, de película. Cálido y apasionado, masculino e intenso. No me extraña que aprendiera élfico con tanta facilidad si es así de talentoso con la lengua. Dios, hasta estoy oyendo la música de Howard Shore subiendo de volumen en mi cabeza.
Un momento. ¿Esa banda sonora sonaba así de rítmica en las películas? No recuerdo que fuera tan repetitiva. Biiiiip, biiiiip, biiiiip. Vaya, es que es casi como…
Levanto la cara de la almohada y le dirijo al despertador una mirada que, espero, habla de tortura y muerte lenta. ¡Maldito engendro del demonio! ¿No podías haber esperado un poquito más antes de despertarme en lo mejor de mi sueño?
Lo apago con un manotazo un poco más fuerte de lo necesario, dispuesta a levantarme aunque sea de mala gana, cuando de pronto recuerdo que HOY ES SÁBADO y no debería haber sonado tan temprano. ¡La pucha! Ya van tres veces en dos meses que me olvido de desconectarlo el viernes por la noche. ¡Me dan ganas de tirarme de los pelos!
¿Habrá alguna posibilidad de volver a dormirme y retomar el sueño por donde iba?
Mmmm, algo me dice que por desgracia esto no funciona así. Aceptémoslo. Se ha ido. Adiós Alex, adiós Harm, adiós Mulder, adiós Wesley, adiós Faramir. Suspiro. Adiós México.
- ¡Guácala!
Y entierro la cara en la almohada otra vez.
Fin.
no subject
Date: 2008-01-08 01:42 am (UTC)Lo malo es que con estos sueños una no descansa nada, nada, nada.
Besos.