apocrypha73: (SW_obidala)
[personal profile] apocrypha73
Ya sé que estoy cogiendo la mala costumbre de actualizar sólo para subir capítulos, pero espero que me perdonéis porque estoy de un vago que no puedo con mi alma. No sé si es el calor, los ocho meses de embarazo que llevo a cuestas, o las dos cosas juntas, pero el caso es que no me apetece ni hacer el esfuerzo de teclear. Confío en enmendarme pronto, de todas formas.

Pero de momento, esto es todo de lo que soy capaz, así que...

Un suave gorjeo de la unidad R-4 despertó a Obi-Wan de su letargo. El jedi abrió los ojos al instante, miró hacia la consola de mandos del caza y comprobó que faltaban dos minutos para que salieran de la velocidad luz.

Parpadeó un par de veces para acabar de despejarse, y comenzó a introducir la secuencia correspondiente en el ordenador. Cuando llegó el momento, accionó la palanca del hiperimpulsor y las estelas blancas que le rodeaban volvieron a convertirse en estrellas. Justo frente a él, la enorme masa azul, verde y blanca de Zahr le mostraba su lado nocturno.

Agarró los mandos del caza y disminuyó su velocidad. El hecho de que Zahr fuese un planeta poco industrializado no aseguraba que careciera de sistemas de vigilancia. Es más, estaba seguro de que los piratas tendrían sus propios equipos para detectar naves que se aproximaran. Se refugió en la órbita de un pequeño satélite que giraba alrededor de Zahr y volvió a estudiar la señal del localizador, superponiéndola al escueto mapa de que disponía. Si seguía la trayectoria del satélite, estaría sobre el lugar exacto en diez minutos.

- R-4- llamó al astrodroide-. Realiza una exploración de superficie con los sensores. Dame una configuración lo más aproximada que puedas del terreno, y pon especial atención en colinas, bosques, pantanos, o cualquier cosa que pueda servirnos de escondite. Busca también señales de vida inteligente. Necesito que me informes de los núcleos de población que detectes, aunque sean pequeños, ¿de acuerdo?

El droide pitó como respuesta, y al instante comenzó a oírse el zumbido sordo de los sensores. Al cabo de un minuto, Obi-Wan vio aparecer sobre el mapa algunos puntos luminosos diseminados por la superficie y una serie de zonas coloreadas no muy definidas. Alzó una ceja, incrédulo.

- ¿Eso es todo?- preguntó en voz alta. R-4 gorjeó una disculpa. La atmósfera del planeta estaba demasiado cargada de electricidad como para realizar una lectura apropiada.

- Bueno- suspiró Obi-Wan-. Confiemos en que eso también les dificulte a ellos el detectarnos. Además, no sería un jedi si dependiera de la tecnología para elegir un punto de aterrizaje, ¿verdad?

Cerró los ojos un momento y abrió su mente completamente a la Fuerza, dejando que ella le guiara. Cuando volvió a abrirlos, agarró firmemente los mandos de la nave, se desprendió del hiperpropulsor y, con decisión, inclinó la palanca hacia delante, haciendo que el caza descendiera hasta adentrarse en la atmósfera.

Poco rato después, amparado por la oscuridad de la noche, se posaba suavemente en un claro circular situado en mitad de un bosque de árboles altísimos. Sin perder un segundo, salió de la nave y comenzó a caminar internándose en la espesura, siguiendo la señal del localizador a través de un datapad de bolsillo.

 

 

***

 

 

Padmé pasó toda la noche despierta. Cada vez que cerraba los ojos, volvía a ver el rostro sin vida de Cordé, con aquella horrible expresión de terror congelada en sus facciones, ahuyentándole el sueño.

Sola en aquella oscura celda, sin nada que hacer salvo contemplar la negrura que se extendía entre ella y las paredes, la muchacha no tenía escapatoria de los demonios que la atormentaban. El dolor por todos los que habían muerto intentando defenderla era grande, pero aún mayor era el miedo por el día siguiente. El día en que iba a perder sus recuerdos, su identidad, todo lo que era.

No se le ocurría que fuese posible estar más indefensa. No es que fuese a perder su libertad, es que iba a perder toda conciencia de haberla poseído alguna vez. Hasta entonces había sido capaz de tolerar la idea de la esclavitud porque, en el fondo de su corazón, había mantenido la creencia de que lograría escapar de algún modo, que encontraría la forma de contactar con la República y pedir ayuda.

Pero, ¿cómo iba a hacerlo si olvidaba quién era? ¿Cómo, si no sabía que tenía un hogar al que regresar y personas que la querían y la echaban de menos?

Sin embargo, algo en el fondo su alma se negaba a rendirse al desaliento. No estaba en su naturaleza caer sin luchar. Si esos criminales querían convertirla en una esclava de cuerpo y de mente, que lo intentaran. No iba a ponérselo fácil.

Sintió una firme determinación creciendo en su interior, dándole fuerzas, aplastando el miedo. Ya no se trataba de rabia ni odio, ni tampoco deseos de venganza. Iba a luchar por sobrevivir. Podrían quitarle sus recuerdos, pero no su espíritu. Escaparía de algún modo. Y entonces se encargaría de acabar con las actividades de aquellos piratas.

Como consuelo, no servía de mucho. Pero era todo lo que tenía.

 

 

***

 

 

Los dos guardias gamorreanos acudieron a buscarla por la mañana. Le esposaron las muñecas al frente y uno de ellos trató de sujetarla por un brazo para obligarla a moverse. Pero Padmé se sacudió de su garra y caminó muy erguida delante de ellos, como si fuese una reina acompañada de su escolta en lugar de una prisionera conducida en contra de su voluntad.

Al final del pasillo la esperaba Deloran con el resto de sus mercenarios. El hombre la contempló un momento, tomando nota de la determinación que brillaba en sus pupilas en contraste con las profundas ojeras y la palidez de su rostro. La chica tiene coraje, pensó. Envidió al afortunado que la comprara. Tener la oportunidad de moldear de nuevo ese espíritu, someterlo a su voluntad, poseerla por completo, tanto en mente como en cuerpo,… La mera idea le provocó un estremecimiento. De no ser porque la virginidad se cotizaba tan alta entre sus clientes, él mismo habría probado las delicias de ese cuerpo antes de entregarla. Pero la mujer era virgen, Deloran había hecho que la comadrona del campamento lo comprobase mientras las prisioneras estaban inconscientes. De modo que no había tenido más remedio que contener su deseo. Los negocios primero.

Con una reverencia cargada de ironía, Ralik le indicó que se situara junto a él y la sujetó por un codo, al tiempo que la apuntaba con su desintegrador. Al instante los piratas formaron un círculo a su alrededor y el grupo comenzó a andar por el pasillo. Componían un cuadro bastante incongruente, la mujer menuda y de aspecto frágil, esposada y custodiada por una dotación que habría bastado para contener a un wookie furioso. Viéndola caminar junto a él, tan serena y regia a pesar de su situación, Ralik no pudo dejar de admirar su valor una vez más.

Con cierto asombro, se dio cuenta de que realmente le importaba la suerte que le esperase a esa muchacha. No sabía muy bien por qué. Tal vez fuese porque su rebeldía e indomable fuerza eran afines a su propio carácter, o tal vez porque la belleza de la joven le había calado más hondo de lo que estaba dispuesto a admitir. No tanto como para renunciar a la suculenta cifra que seguramente obtendría por su venta, pero le había calado al fin y al cabo.

Deloran se prometió a sí mismo que pondría especial cuidado al elegir un comprador para ella. Si no podía hacer nada más por la muchacha, al menos se aseguraría de que no cayera en manos de un hutt seboso ni ningún otro monstruo similar. No, él buscaría a alguien que supiera apreciar una joya tan exquisita como aquella, y que la tratase como merecía.

Padmé, mientras tanto, recorría con la vista los pasillos por los que avanzaban, tratando de asimilar la mayor cantidad de información posible. Hasta entonces no había tenido ocasión de ver nada del edificio en que se hallaban, aparte del interior de su celda, y le asombró averiguar que en realidad se trataba de poco más que un pequeño conjunto de barracones. Supuso que aquel lugar se destinaba a alojar provisionalmente a los esclavos recién capturados, hasta que recuperasen la salud y forma física adecuadas. El verdadero centro de operaciones de Deloran debía de estar en otro lugar, aunque probablemente no muy lejos.

En efecto, cuando salieron al patio delantero, comprobó que había un transporte terrestre esperándoles. Padmé soltó el aliento que había estado conteniendo. No había querido admitir cuánto terror le causaba la idea de enfrentarse a la unidad de borrado de memoria, pero estaba tan asustada que hasta agradeció que los dioses le concedieran ese poco más de tiempo. Se sintió tan patética que de buena gana se habría reído de sí misma.

Ralik la empujó ligeramente con el cañón de la pistola y avanzaron hacia el transporte, rodeados por los guardias. De repente, salida de la nada, una confusa forma de color pardo aterrizó al lado de Padmé, moviéndose con tanta rapidez que apenas era posible distinguirle. Antes de que nadie fuese capaz de reaccionar, se oyó un zumbido y Deloran cayó de rodillas gritando, agarrándose con la mano izquierda el muñón quemado en que se había convertido su brazo derecho, mientras el desintegrador se deslizaba a varios metros de distancia junto con la mano que lo sujetaba.

Durante unos instantes pareció que el tiempo se detenía. Tomados por sorpresa, tanto los piratas como Padmé se habían quedado petrificados, contemplando con asombro al hombre que había aparecido allí como por arte de magia. En el medio segundo que duró ese silencio, por la mente de la muchacha cruzó la absurda pregunta de qué estaba haciendo un jedi allí, justo antes de que él se volviera hacia ella y le dejara ver un rostro que le resultaba vagamente familiar.

- ¡Agáchese!- le gritó el hombre, y su voz pareció devolver a todos la capacidad de movimiento. Padmé le obedeció, haciéndose un ovillo tras sus piernas, mientras una lluvia de disparos láser comenzaba a caer sobre ellos. El jedi los desvió todos sin aparente esfuerzo, su sable láser moviéndose con la velocidad del relámpago. Pronto el círculo de mercenarios que les rodeaba quedó reducido a menos de la mitad, a medida que iban cayendo uno tras otro, alcanzados por sus propios disparos rebotados.

Durante un breve momento, Padmé se encontró frente a frente con los ojos de Ralik Deloran, que la miraban con odio y miedo a la vez. El hombre continuaba sujetándose el brazo herido y respiraba con dificultad, como si estuviera a punto de desmayarse por el dolor y sólo su fuerza de voluntad le mantuviese consciente. Entonces el jedi la tomó del brazo para que se levantara.

- Vamos, senadora, salgamos de aquí- le dijo, y cogiéndola de la mano, echó a correr por el patio.

Sólo entonces Padmé se dio cuenta de que ya no quedaba ningún pirata en pie. Los que no habían muerto estaban huyendo, pero eso no significaba que el peligro hubiera pasado. Probablemente habían ido a pedir refuerzos, así que la mujer no discutió cuando se vio obligada a correr con las manos todavía esposadas. No había tiempo que perder.

Rodearon a toda prisa el transporte y llegaron hasta el muro que circundaba el patio, de unos tres metros de altura. El jedi se volvió hacia ella, y por primera vez desde su fulgurante aparición, Padmé tuvo ocasión de verle bien la cara.

- ¿Obi-Wan?- dijo, asombrada- ¿Obi-Wan Kenobi?

Él le dedicó una cálida sonrisa ladeada que le iluminó todo el rostro-. Para mí también es un placer volver a verla, milady.

Y sin más ceremonias, la cogió en brazos, se concentró un segundo, y con un poderoso impulso de la Fuerza, saltó por encima del muro.

Aterrizaron con suavidad al otro lado, mientras la joven dejaba escapar una exclamación sobresaltada. Obi-Wan la depositó en el suelo y sus manos cubrieron las de Padmé, que sin darse cuenta se había agarrado a la túnica del jedi como si le fuera la vida en ello. La joven le soltó, avergonzada, aunque él no dio muestras de haber notado nada raro en su comportamiento. Obi-Wan cogió el sable de luz de su cinturón, lo activó, reguló su potencia al mínimo, y con sumo cuidado cortó las esposas que rodeaban las finas muñecas de la senadora.

Sin necesidad de intercambiar ninguna palabra, los dos echaron a correr de nuevo, tratando de alejarse tanto como les fuera posible de aquel lugar. Mientras corría, Obi-Wan se encontró pensando en la admirable presencia de ánimo de Amidala, que apenas había mostrado un breve desconcierto durante todo el rescate. Claro que, habiéndola visto defender su planeta del intento de invasión de la Federación de Comercio, no debería haber esperado menos de ella.

Pero eso había sido seis años antes, y desde entonces Obi-Wan había aprendido de primera mano que por lo general, la serenidad y el valor no eran cualidades que se cotizaran muy alto entre los políticos. Sonrió para sí. ¿Cuántas veces le había advertido el Maestro Qui-Gon que no debía dar nada por sentado? Al parecer, ésa era una lección que le costaba asimilar.

Apenas se habían alejado unos cincuenta metros cuando empezaron a oír el sonido de motores activándose en el interior del complejo. Obi-Wan miró hacia atrás a tiempo de ver cómo las enormes puertas se abrían para dejar salir a unos doce mercenarios provistos de motojets, que se lanzaban en su persecución a toda velocidad.

Obi-Wan cogió a Padmé de la mano para ayudarla a correr más deprisa.

- Vamos, señora, un esfuerzo más- le pidió-. Mi caza no está lejos de aquí, en el bosque. Entre los árboles les resultará más difícil seguirnos.

Ella no contestó, prefiriendo reservar sus energías para la carrera, pero apretó los dientes y trató de aligerar el paso. Afortunadamente, la linde del bosque estaba muy cerca de la muralla del complejo, y en pocos segundos estuvieron a cubierto.

Se internaron en la espesura sin dejar de correr. De vez en cuando, Obi-Wan se volvía para desviar un disparo láser con su sable de luz, enviándolo contra el mercenario que lo hubiera efectuado. Zigzaguearon entre los árboles con la esperanza de hacer su captura más difícil, y al parecer su maniobra tuvo éxito. Muy pronto, los pocos de entre sus perseguidores que aún lograban mantenerse sobre las motojets comenzaron a quedarse atrás. Padmé sentía que las piernas le pesaban como plomo y los pulmones le ardían, pero ni se le ocurría pensar en detenerse.

- Sólo un poco más, milady- la animó Obi-Wan, percibiendo su cansancio-. Ya casi estamos.

Justo entonces llegaron a un enorme claro situado en el interior del bosque, y se refugiaron tras un árbol para recuperar el aliento. A pocos metros delante de ellos, sólo visible desde el aire, reposaba un caza de forma triangular con un astrodroide encajado en el ala izquierda.

Padmé sintió que la invadía una inmensa sensación de alivio. Sonrió y trató de dar un paso hacia delante, pero Obi-Wan la detuvo poniéndole una mano en el hombro. La muchacha se volvió hacia el jedi, y apenas tuvo tiempo de notar que el hombre tenía el rostro tenso y la mano apoyada sobre la empuñadura de su sable de luz antes de que una terrible explosión la lanzara directamente contra su pecho.

Obi-Wan la ayudó a recuperar el equilibrio sin mirarla. Sus ojos se mantenían fijos en el agujero quemado donde un segundo antes estuviera su caza jedi. Había sentido la advertencia de la Fuerza en el último momento, pero aún no podía creer lo ocurrido. Su única vía de escape, destrozada.

Una nave pequeña pasó sobre las copas de los árboles en vuelo rasante, sus cañones láser todavía humeantes, y los dos levantaron la vista al oírla. Obi-Wan se colocó delante de Padmé en un gesto protector y le indicó que no se moviera. El piloto dio un par de pasadas y, al no localizarles, se alejó. Esperaron unos segundos, con el oído atento a cualquier zumbido de motores, ya fuera desde el aire o desde tierra, pero no hubo nada. Sólo un silencio que por momentos se hacía más pesado. La explosión debía de haber ahuyentado a todos los animales de la zona, pues ni siquiera se oían los habituales sonidos que normalmente producían los habitantes de un bosque.

- ¿Eso es todo?- preguntó Padmé, más por la necesidad de romper el silencio que por otra cosa- ¿Ya no nos siguen?

- Ya no tienen prisa- le respondió Obi-Wan quedamente. Bajó la mirada hasta encontrarse con la de ella y supieron que ambos estaban pensando lo mismo.

A partir de ese momento acababan de convertirse en presas de una cacería. Una en la que sus perseguidores iban a poner todo su empeño. Y además iban a disfrutar cada segundo.

Con un suave roce de su mano en el codo de la mujer, Obi-Wan le indicó que debían ponerse en marcha, y los dos echaron a andar hacia el interior del bosque.

Date: 2007-07-13 02:29 pm (UTC)
From: [identity profile] m-enia.livejournal.com
¿O sea que si no tenés ganas de teclear tenés ganas de leer?
Porque no voy a ponerme aquí a explayarme sobre CUAN BUENO es este fic. Sobre CUANTO me gusta tu Obi-Wan. Y sobre CUANTO lamento que George Lucas no decidiera que la pareja era Obi-Wan y Amidala, en lugar de Anakin.
Pero sí puedo bombardearte con capítulos para betear de El inicio y el fin.
¿Qué decís?
Besos, nena.
¡Aguante, Dani, que ya llega el momento!

Date: 2007-07-13 05:38 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
:::Se pone roja como un tomate::: La verdad es que no tengo perdón. Soy una desvergonzada. Tengo más capítulos de El inicio y el fin pendientes de leer de lo que quisiera acordarme, y lo más grave es que precisamente la historia me encanta, es más que buenísima. O sea, que la negligencia no es por falta de ganas. Creo que el calor (estamos a treinta y muchos grados aquí, y con viento de levante, o sea todavía peor) me ha derretido las pocas neuronas que me quedaban activas, eso tiene que ser.

Me hago aquí y ahora el firme propósito de remediarlo pronto.

Muchos besos.

Date: 2007-07-16 11:54 am (UTC)
From: [identity profile] http://users.livejournal.com/alderaan_/
Además, no sería un jedi si dependiera de la tecnología para elegir un punto de aterrizaje, ¿verdad?
No me preguntes por que, pero al leer esta frase me ha dado un escalofrío. Aunque… supongo que porque me ha recordado tanto, tanto, tanto a Luke. Ay.

Tu Padmé enfrentándose al borrado de memoria es la Padmé que me gusta porque ES Padmé. No es aquella que se dejó morir de pena ¿En que coño estaría pensando Lucas cuando escribió aquello? >(

De ochos meses y a treinta y tantos grados… de verdad que en estos momentos no te envidio nada de nada XDDD
Cuídate mucho, preciosa, que ya te queda menos.

Besos

Date: 2007-07-16 04:05 pm (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
¿Que te ha recordado a Luke? ¡Muchísimas gracias! Te prometo que no estaba intentando meter ninguna referencia a propósito, pero que me digas que te ha sonado a algo de la trilogía original es un grandísimo cumplido.

Me alegro de que Padmé te resulte convincente. Ya sabes que quien escribe fanfic lo hace en cierto modo para resarcirse de todo aquello en lo que el original le decepcionó, y para mí los dos personajes peor tratados por GL eran Obi-Wan y Padmé. Por eso me apetecía escribir mi versión de ellos.

Gracias por los ánimos. Y sí, afortunadamente ya falta poquito para tener a mi niño en los brazos en vez de en la barriga. Creo que él tiene tantas ganas como yo, a juzgar por los meneos que me da. Debe de estar incómodo el pobrecito.

Muchos besos.

Date: 2009-11-01 10:14 pm (UTC)
From: [identity profile] dzeta-07.livejournal.com
Me gusta mucho tu Padmé. La fuerza y la determinación que muestra van muy acorde con la Padmé de 14 que defendió su planeta como una guerrera. Así, no la veo dejando desamparados a sus dos hijos *¿por qué Lucas tuvo que quitarla de en medio con una excusa tan pobre siendo que la mujer tenía todo para ser un gran personaje?... al menos Leia se le parece muchísimo ^^*

Date: 2009-11-03 01:38 am (UTC)
From: [identity profile] apocrypha73.livejournal.com
Padmé es el mayor disgusto que George Lucas me ha dado nunca. De verdad, me sentí personalmente traicionada con su caracterización en el episodio 3. Suerte que al menos tenemos a Leia, que ella sí que fue un personaje coherente hasta el final.

¡Gracias por seguir leyendo!

Besitos.

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